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Robespierre


Buena


EL HOMBRE Y SU HISTORIA

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

Maximilien Robespierre está entre los personajes más complejos, atractivos y apasionantes que dio la Revolución Francesa, lo que es mucho decir. Representante cabal de la vertiente jacobina (la más extrema en sus propósitos y planteos) y máxima autoridad durante el período revolucionario conocido como “el Terror”, su influencia llegó hasta figuras criollas como Mariano Moreno.

Robespierre, monólogo teatral escrito por Mónica Ottino e interpretado por la actriz canaria Mónica Lleó, bajo la dirección de Alejandro Giles y con producción de Teatro Ensamble Iberoamericano, permite asomarse al pensamiento (y el sentimiento) que caracterizaron a un hombre de su tiempo y lugar, que a la vez estaba totalmente fuera de cualquier tiempo o lugar.

Lo más potente y atrayente de Robespierre está en la dramaturgia de Ottino, que recorre prácticamente toda la vida del abogado, escritor, orador y político francés, que supo ser apodado “el Incorruptible”, y en la sólida performance de Lleó, que consigue insertar una vuelta de tuerca particular desde su feminidad a un personaje tan duro como frágil desde su brutal honestidad. La puesta de Giles es esencialmente funcional a lo que se cuenta, lo cual no deja de ser meritorio: hay una consciencia bastante fuerte de que lo que importa es el personaje y su discurso, su historia de vida, su pensamiento y concepción de cuestiones sociales, culturales, ideológicas y políticas. Ante el contenido de lo que se cuenta, el paisaje formal de la obra se rinde y se ubica en un plano secundario.

En sus mejores momentos, Robespierre va delineando un sujeto que es sumamente representativo de las convicciones y pasiones que enmarcaron a un momento decisivo de la historia como fue la Revolución Francesa, que a su vez funcionó como eco de eventos similares, como la Revolución de Mayo. Esas convicciones que rozaron el fanatismo, esas pasiones que bordearon la locura, pero que supieron construirse desde una racionalidad inquebrantable, como si los polos encontraran las formas de unirse de manera paradójica. Porque claro, estamos hablando de acontecimientos ocurridos hace más de dos siglos pero que gozan de una shockeante actualidad, evidenciando como la Historia tiende a repetirse, a adentrarse en mecanismos circulares, mostrándonos como la lucha por el poder es eterna, y apenas alterna ciertas tonalidades.


Autoría: Mónica Ottino Actúan: Mónica Lleó Vestuario, iluminación y arte: Alejandro Giles Pelucas: Edith Rodríguez Realización de vestuario: María Carcagno Música original: Damián Mahler Fotografía: Santiago Botet Asistencia de dirección: Nathalie Vuarambon Dirección: Alejandro Giles Duración: 60 minutos Salas: Andamio ´90 (Paraná 660, CABA) – Viernes a las 20:30. Hasta el 28 de julio.

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