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Recapitulación de Better call Saul: Fall

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Atención: hay spoilers.

Saul Goodman en acción. De manera inconsciente, tal vez, el espíritu del abogado chapucero que vimos en Breaking bad comienza a manifestarse en el cuerpo de Jimmy McGill, el letrado tramposo pero bien intencionado que Bob Odenkirk interpreta en Better call Saul: Fall, el capítulo de esta semana, lo mostró en plena acción, con su capacidad inigualable para manipular a la gente y alcanzar sus objetivos a través de atajos y triquiñuelas que distan bastante de la honestidad que se debería perseguir. Lo que el bueno de Jimmy tal vez no sabe es el destino que lo espera: todavía supone que el fin justifica los medios.

Fall nos hacía prever la caída de Jimmy. Y esto es algo que nos viene sucediendo repetidamente en Better call Saul: los títulos de cada capítulo son un divertido juego de palabras para Vince Gilligan, que sigue manipulando nuestras expectativas de manera macabra. En verdad, la caída de Jimmy se va dando progresivamente y a esta altura está claro que no habrá un momento en el que el abogado diga “oh qué malo que soy, ahora soy Saul Goodman”. De hecho, podemos ver esa conversión del protagonista como una suerte de MacGuffin: mientras esperamos su caída, lo que sucede de fondo es el descenso de todo el entorno de Jimmy. Y este capítulo, que terminó con una caída literal, fue ejemplar en ese sentido.

La trama principal de Fall estuvo protagonizada por Jimmy y la maniobra que lleva adelante para obtener finalmente las ganancias de aquel juicio contra Sandpiper Crossing: el modo en que utiliza a una abuela y la hace confrontar contra todo su entorno tira por la borda la simpatía que podamos sentir por el abogado. Y Hamlin le tiró en la cara algunas verdades durísimas que lo dejan expuesto en su patetismo. Pero mientras esto avanzó, el noveno capítulo arrojó múltiples subtramas (viene siendo una costumbre de la serie esto del relato coral) en la que cada uno de los personajes parece ingresar en una zona de sombras y grises de la cual les será difícil volver: Nacho y un conflicto paterno-filial que intuimos terminará en tragedia; Chuck y un cruce sorprendente con Howard Hamlin que podría terminar con el buffet HHM; Mike y un cruce definitorio hacia las garras de Gus Fring, Lydia y Madrigal; y Kim, presionada por su obsesiva forma de abordar el trabajo, que nos permite vislumbrar los motivos por los que nunca apareció en Breaking bad. El abanico de conflictos es notable, la asfixia de ese universo es gradual (es un mundo angustiante de gente que acciona por desesperación) y la potencia de cada subtrama genera muchísimo interés. Eso sí: a esta altura, no esperemos ninguna definición para el último capítulo. Better call Saul parece tener larga vida.

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