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Regresión

Título original: Regression
Origen: España / Canadá
Dirección: Alejandro Amenábar
Guión: Alejandro Amenábar
Intérpretes: Ethan Hawke, Emma Watson, David Thewlis, Lothaire Bluteau, Dale Dickey, David Dencik, Devon Bostick, Aaron Ashmore, Peter MacNeill, Adam Butcher, Jacob Neayem, Aaron Abrams, Catherine Disher
Fotografía: Daniel Aranyó
Montaje: Carolina Martínez Urbina
Música: Roque Baños
Duración: 106 minutos
Año: 2015


3 puntos


AMENÁBAR CAYENDO EN SUS PROPIAS TRAMPAS

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

Al español Alejandro Amenábar siempre le interesó abordar en su cine el poder de la mirada y el punto de vista, y cómo condiciona las acciones de las personas frente a la violencia, el amor, la vida y la muerte, siempre con figuras femeninas jugando roles relevantes. Si sus dos primeras películas, Tesis y Abre los ojos, supieron manejar de forma balanceada distintos niveles de tensión y enigma, Los otros fue la cumbre de su refinamiento en la puesta en escena. En tanto, Mar adentro y Agora, aún con sus desniveles, no dejaban de constituir reformulaciones en su cine, aún conservando unas cuántas de sus obsesiones.

Se podía pensar que Regresión era una vuelta a las fuentes para el realizador, a partir de su adscripción al thriller con elementos de terror. El film, situado en Minnesota en los noventa, aborda la investigación que emprenden un detective (Ethan Hawke) y un psicoanalista (David Thewlis) a raíz de la violación de una joven (Emma Watson), en la que empiezan a deshilvanar una conspiración tras la que podría encontrarse una secta satánica, justo en un momento de paranoia creciente en el país respecto al tema. Había ahí una premisa interesante y un campo fértil para que Amenábar diera rienda suelta a su capacidad para crear atmósferas inquietantes y desestabilizadoras.

Pero algo sale mal. Muy mal, porque el director y guionista se deja ganar, en primera instancia, por la necesidad de remarcar permanentemente la inquietud y la tensión. Regresión no es una película que crea secuencias paranoicas y claustrofóbicas, sino que se ocupa todo el tiempo de decir que los personajes están pasando por situaciones que los ponen inquietos y paranoicos. Eso se traslada sobre todo a las actuaciones, que están muy por debajo de lo que podría esperarse: no tanto Thewlis, pero Hawke y Watson están sumamente sobreactuados.

Lo segundo y peor es el giro del final (que encima se ve venir a la distancia), donde Amenábar pretende reflexionar sobre las perspectivas y construcciones de imaginarios, pero se pasa de astuto y termina concibiendo una mala broma en línea con el David Fincher de Al filo de la muerte o el Christopher Nolan de El gran truco. A partir de allí, lo único que queda es una película pretenciosa pero poco seria. Regresión es un gran retroceso para el cineasta, que abusa de las vueltas de tuerca y cae en sus propias trampas.

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