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Recapitulación de Better call Saul: Off brand

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Atención: hay spoilers

Las consecuencias de lo sucedido en el excelente Chicanery se vieron un poco en Off brand, una suerte de capítulo intermedio que reacomoda las piezas de cara a lo que se viene: y tal vez el gran momento fue ese en el que finalmente Jimmy McGill incorpora un alter-ego que todos conocemos: Saul Goodman.

Pero para llegar a esa instancia, hubo que atravesar algunas subtramas que retomaron el interés, como por ejemplo la de Nacho, que decididamente quiere deshacerse de don Héctor Salamanca, y que posiblemente se trate de la persona que lo dejó inmovilizado en una silla de ruedas. Al menos así nos dejaron pensando cuando se quedó con una de las pastillas del jefe narco: ¿intentará envenenarlo? Como siempre, Vince Gilligan nos sorprende y el capítulo abre con un prólogo (ya los prólogos de Better call Saul son una serie en sí misma) que tiene a Nacho como protagonista y la melancolía de un personaje que se metió en un negocio que posiblemente excede sus posibilidades. Lo que pasó en Off brand no es gratuito, y seguramente haya más para tirar por esta punta.

Better call Saul volvió un poco a Mike, que luego de cerrar trato con Fring se ha reacomodado en su vida; o al menos esas imágenes apacibles donde se involucra en la cotidianeidad de su nuera y su nieta así lo demuestran. Y ya que mencionamos al dueño de Los pollos hermanos, es imposible no mencionar su encuentro con una vieja conocida, Lydia.

Por último, Off brand hizo hincapié fundamentalmente en los dos hermanos McGill: por un lado en el camino que toma Jimmy una vez que el Colegio de Abogados ha decidido multarlo por un año e inhabilitarlo como leguleyo; por el otro, la repentina toma de conciencia de Chuck, que parece querer buscar ayuda y enfrentarse a su fobia a la energía magnética luego de quedar al descubierto en el juicio. Lo que motoriza la subtrama de Jimmy fue más bien un dato administrativo que se volvió fundamental: el abogado tiene que aprovechar los minutos de publicidad que tiene en el aire, pero no puede promocionarse como abogado, por lo que reconvierte el servicio que promociona y se ofrece a realizar avisos publicitarios. Un giro que lo termina acercando a una identidad que lo marcará a futuro: cuando todos pensamos que el cambio arrastraba una cuota trágica, en verdad el menor de los MacGill la inventó como recurso de último momento. Ahora es Saul Goodman, el tipo de barba candado que vende publicidad en la tele. La risa de Kim descubriéndolo es uno de los grandes momentos de la serie.

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