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Funcinema

Solo. Documental

Título original: Idem
Origen: Argentina
Dirección: Edgardo A. Kevorkian, Bruno Larocca
Guión: Edgardo A. Kevorkian, Bruno Larocca
Diseño gráfico y motions: Emmanuel Cappelletti, Adrián Marzano
Música: Gillespi
Duración: 41 minutos
Año: 2014


7 puntos


VECINO DE HURLINGHAM Y PROCER DEL ROCK NACIONAL

Por Federico Bruno

(@_federicobruno)

Alejandro Sokol fue uno de los enigmas más encriptados en el mundillo del rock nacional, el periodista Bruno Larocca y el fotógrafo Edgardo Kevorkian se sumergieron en ese misterio y volvieron con una pieza audiovisual de 41 minutos. Solo. Documental es tan visceral como el Bocha y pretende contar cómo era debajo del escenario. Nunca se la creyó.

Las historias del ex Sumo salen disparadas como misiles de la boca de amigos, músicos y familiares que no ocultan el asombro por hablar de él. Cuentan anécdotas contenidas por mucho tiempo y fácilmente se quiebran. Sokol vivió gran parte de su vida en la sombra de los bares y las calles de Hurlingham; escapó del canon, la prensa y el papel picado.

Solo, por empezar, tiene que lo que la faltó a Luca (2007): las voces de Ricardo Mollo y Diego Arnedo. A pesar que deje la misma sensación de vacío, al no saber qué piensan Germán Daffunchio y esa primera línea de Las Pelotas de su antiguo compañero. ¿Por qué no están? Con ellos hubiese sido un registro de al menos una hora: 41 minutos es extraño.

Por el dinamismo del documental es difícil anclar en un tema en particular, ni siquiera sus directores lo hacen con su muerte. Ahí también deciden no poner el punto final de esta historia, sino promover un legado que trasciende las barreras de un género musical. Vivimos una realidad menos pacata porque existió un tipo como Sokol, es parte de su tesis.

No hace falta ser fanático de alguna de sus bandas para valorar lo inédito que se deja entrever aquí: un disco trunco y el crudo de un cortometraje que nunca vio la luz.

El documental data de tiempo atrás y ahora fue “liberado” en la plataforma Youtube en conmemoración del que sería su cumpleaños número 57  -el pasado 30-, de este modo ya puede verse de manera altruista. Hay música original, gran registro de archivo y buen uso del color, aunque el montaje y el sonido dejan que desear y aniquilan climas bien creados.

Sin grandes pretensiones, con el sello Sokol que traspasa el lente de la cámara, alcanza momentos conmovedores. En un bar de La Matanza, con El vuelto, su última banda, entra en una especie de trance mientras canta el cover I´ve got a feeling y si cerrás los ojos te remite a esa interpretación en vivo de McCartney en la azotea de Apple Corps. Ese bar del conurbano termina siendo el escenario vertiginoso del ocaso inminente.

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