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Recapitulación de Homeland: The covenant

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

ATENCIÓN: SPOILERS
De a poco, la sexta temporada de Homeland va tomando color y sabor, otorgándole en The covenant más espesor a las diversas intrigas y apoyándose fuertemente en diálogos que son más bien duelos que giran alrededor no solo de hechos puntuales sino también de cuestiones éticas, políticas e incluso culturales.

Dos de los duelos los protagoniza Saul: el primero es con un agente iraní que está involucrado en lo que muy posiblemente sea una revitalización del programa nuclear, aunque esta vez con la ayuda de Corea del Norte. Es un duelo de profesionales, de tipos que ya están hace años en el oficio y donde queda claro que el Mossad no es precisamente inocente, a la vez que las maniobras iraníes tienen mucho de espectáculo en el marco de diversos juegos de poder. El segundo es definitivamente dialéctico y se da con su hermana, que ha adoptado una posición explícitamente sionista, habitando el territorio “prometido a Abraham” y que está en eterna disputa. Esa discusión que se entabla entre los hermanos evidencia las diferencias irreconciliables entre ambos, además de la problemática posición de Israel, que no está exenta de fanatismo –todo lo contrario-, una forma particular de terquedad pero también de sentido de propósito. Es cuando menos difícil convencer a un fanático, más aún cuando en cierta forma Saul no deja de ser un dogmático.

Carrie tiene que afrontar tres duelos: en los primeros dos le dan una paliza, básicamente por un error propio. Su intento de llegar al informante del FBI llevó a que la fiscalía decidiera retirar la oferta de trato, lo que le vale los reproches primero de su compañero abogado y luego de su cliente. El tercer duelo, con el agente del FBI, le permite redimirse, ya que pone en evidencia sus maniobras para inculpar, sea como sea, al acusado. Aún así, el asunto sigue abierto y ella sigue haciendo de las suyas, moviéndose a espaldas de todo y todos. Mientras tanto, Quinn también protagoniza su duelo y por fin sale ganando, vengándose del narcotraficante que le había dado una paliza en el primer capítulo y obteniendo de paso un arma.

El que sin dudas fue el duelo más entretenido y decididamente ácido fue el que se estableció entre la Presidente electa Keane y Dar Adal. El recelo entre ambos es notorio, explícito y las chispas vuelan. Encima, a pesar de que Saul no terminó de aportar evidencias definitivas, Adal tiene su propia agenda y brinda información (además de consejos) que pueden derivar en posibles confrontaciones. “Como usted desee”, dice Adal. “Lo deseo”, dice Keane. Sí, los chispazos se multiplican…

The covenant finaliza con varias líneas abiertas: Adal escuchando clandestinamente una nueva conversación entre Keane y Carrie; Saul escabulléndose en medio de la noche para tomar un vehículo y continuar con sus pesquisas; Quinn sospechando de un vecino y con un arma que piensa usar…Sí, los conflictos en Homeland comienzan a tomar forma.

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