No estás en la home
Funcinema

Recapitulación de The walking dead: Sing me a song

Por Rodrigo Seijas

(@fancinemamdq)

the_walking_deadATENCIÓN: SPOILERS

Sin implicar un crecimiento significativo respecto a los capítulos previos, Sing me a song tuvo un cuantos rasgos más que atendibles, aunque no dejó de mostrar buena parte de las fallas que viene arrastrando esta séptima temporada, como el estiramiento de las acciones (otra vez sucede que un episodio de una hora de duración pudo haber tenido tranquilamente diez o quince minutos menos) y una dispersión que afectó el desarrollo de las diversas tramas.

Lo cierto es que claramente lo mejor vino a partir de la confluencia de personalidades dispares entre Negan y Carl. El primero, admirado por la valentía y desparpajo del segundo, lo invita a recorrer su Santuario, pero también a ver su forma de liderazgo. Allí vuelve a quedar en claro el siniestro carisma de Negan, pero también el conflicto interior que siempre ha atravesado a Carl: la noción de esa inocencia perdida a partir de una infancia y adolescencia traumáticas, donde el joven siempre debe toparse con universos horrorosos y sucesos terribles, que forjan su carácter de una forma muy particular. Negan intuyó eso en Carl desde un inicio, desde la primera vez que lo tuvo enfrente, cuando lo llamó “futuro asesino serial”, justo antes de asesinar a dos de sus amigos. Negan admira en cierta forma esas huellas que han marcado a Carl y por eso se permite dudar en sus decisiones ante él -a pesar de que el muchacho asesina sin titubear a dos de sus hombres-, pasando por toda una serie de instancias: es amenazador, burlón, didáctico, amigable, incluso paternal y respetuoso.

Claro que hay que tener en cuenta que estos ricos y hasta imprevisibles pasajes de Sing me a song están en buena medida basados en el cómic original, lo que revela que los mejores momentos de la serie durante esta temporada se han asentado fuertemente en el material de origen. Todo el universo narrativo que ha surgido a partir de la aparición de Negan aún no terminó de adquirir una voz propia en el lenguaje televisivo, que debe recurrir con demasiada frecuencia al soporte del cómic. Paradójicamente, el que ha desarrollado una mayor autonomía ha sido Jeffrey Dean Morgan, con una performance sumamente ecléctica, donde la diversidad de tonos pone a su personaje en un lugar ligeramente diferente al de la versión de la novela gráfica.

Por fuera del duelo Negan-Carl (que termina con Negan meditando seriamente asumir el lugar de Rick, como un buen padre de los suburbios), lo mejor estuvo en el pequeño intercambio entre el Padre Gabriel y Spencer respecto a Rick (“lo que dijiste no te convierte en un pecador, pero sí en una tremenda mierda”) y en algunas tensiones crecientes que prometen estallar en el último capítulo de la primera parte de la temporada, ya que Rick, Michonne y Rosita tienen cada uno sus propios desafíos y perspectivas.

Sin embargo, no deja de llamar la atención el tratamiento desparejo y hasta caótico para con la mayoría de los personajes: hay algunos, como Carol, Morgan y Tara, que solo aparecieron en un episodio; y otros, como Maggie y Sasha, que fueron vistos en un par, sin llegar a adquirir la debida consistencia en sus respectivos conflictos. La gran estrella ha sido ese villano memorable que es Negan, pero al costo de opacar a prácticamente todos los protagonistas. Habrá que ver cómo se da el cierre de mitad de temporada, aunque es dudoso que alcance para levantar sustancialmente el nivel general.

Comentarios

comentarios

Comments are closed.