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Recapitulación de The walking dead: The well

Por Rodrigo Seijas

(@fancinemamdq)

the_walking_deadATENCIÓN: SPOILERS
Indudablemente, uno de los temas que está sobrevolando la séptima temporada de The walking es el de los liderazgos. Es un tópico que le sirve a la serie para ir presentando nuevos territorios, personajes y fuerzas en conflicto, que irán configurando un mapa mucho más amplio que en temporadas anteriores.

Si el episodio anterior fue dominado claramente por Negan, la presencia que se termina imponiendo en The well es la del Rey Ezequiel (muy sólido Khary Payton), el líder de El Reino, una comunidad que busca sostener una existencia cuasi idealizada, que obviamente terminará revelándose como una mera puesta en escena. Ezequiel es el que más allá lleva esa parodia, que incluye el tener como mascota a un tigre llamado Shiva: es pura pose, artificio, manierismo, gestualidad y lenguaje seudo monárquico…. hasta que no, hasta que su máscara se cae –o debe caerse- frente a Carol. Primero interpelándola sobre su propia mascarada, sobre la forma en que Carol se adapta a quienes la rodean, como un camaleón, pero no para encajar bien, sino como forma de autoprotección para luego poder seguir adelante. Luego, poniendo en evidencia su propia actuación y sus objetivos: el otorgarle a la comunidad que integra un liderazgo confiable, que al mismo tiempo le resulta cuando menos conveniente.

Allí es que vemos que, si Negan es un tipo sumamente consciente de las acciones, gestos y lenguajes a los que hay que recurrir para conservar el poder y por ende el liderazgo, Ezequiel es alguien que se da cuenta de la necesidad de un líder en cada grupo, de la construcción mítica que implica y, finalmente de los compromisos y cargas que acarrea. Eso se puede percibir de forma potente en la secuencia donde Ezequiel, acompañado por Morgan y algunos de sus ayudantes, a espaldas del resto de la gente del Reino, les entrega una serie de tributos a los Salvadores. Hay un precio que pagar por conservar la tranquilidad y un modo de vida, y ese precio lo paga primariamente el líder, el tipo que toma todas las decisiones, incluso las que nadie quiere tomar. Ezequiel se revela como un tipo común y corriente, lidiando con un mundo terrible como puede, cargando sobre sus espaldas con unas cuantas pérdidas, pero aceptando –y queriendo- tomar el rol de ese Rey al que todos pueden recurrir cuando es necesario.

The well es también un capítulo de desarrollo de personajes, focalizado en profundizar los conflictos de Carol y Morgan, probablemente los dos personajes que están más en los bordes de la comunidad de Alexandria liderada por Rick. Ella es alguien pugnando por salir, por irse desde hace un rato largo; él es un tipo que vino desde afuera y al que le cuesta encontrar su posición en un adentro. Ambos chocan entre sí, pero al mismo tiempo pueden hallar unas cuantas coincidencias. En esa confluencia de perspectivas, la narración va adquiriendo una tranquila fluidez, que constituyen un respiro respecto a la brutalidad de The day will come when you won´t be.

Pero también en The well se puede intuir un desafío a futuro para los creadores de la serie, que es la diversidad de tramas y subtramas. Hay muchos personajes y locaciones por presentar y desarrollar, y hasta que confluyan de la manera apropiada, la séptima temporada de The walking dead se verá afectada por la dispersión y los cambios de tono. Habrá que ver cómo se van ajustando todas las clavijas. Mientras tanto, Ezequiel no deja de ser un personaje que promete, y mucho.

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