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MAR DEL PLATA 2016: Competencia Internacional – Día 4


Aquarius, de Kleber Mendonça Filho / 10 puntos


aquarisClara, una refinada crítica de música retirada, vive en el Aquarius, un elegante aunque ya añejo edificio de la ciudad costera de Recife, al noroeste de Brasil. Allí crió a sus hijos junto a su marido hasta la muerte de este. Cuando una empresa constructora inescrupulosa se dispone a comprar su departamento luego de haber comprado el resto de los departamentos del edificio, la calma cotidianeidad de Clara se verá puesta en jaque. Sus tres hijos son hoy adultos jóvenes preocupados por una madre que envejece en un edificio solitario. Pero también quisieran beneficiarse de la generosa suma de dinero con la que la empresa pretende seducir a su estoica madre. A partir de allí se establecerá un conflicto entre esta mujer y sus deseos por no vender un espacio que es a la vez portador de vivencias y raíces, sus hijos y la propia empresa, que progresivamente irá tomando acciones cada vez más inmorales a fin de lograr torcer su voluntad. Un film poderoso sobre el arraigo al hogar y la conservación de la historia personal, sostenido en la solvencia actoral de una visceral Sonia Braga. Paola Jarast


Free fire, de Ben Wheatley / 5 puntos


free-fireWheatley, una de las figuras que se encuentra entre las nuevas voces del cine británico, toma en esta ocasión elementos del neo noir y la comedia negra para entregar esta irregular Free fire. La historia es sencilla: un grupo de maleantes va a comprar armas, surge un inconveniente y lo que podría haber sido una transacción pacifica termina siendo un tiroteo y una lucha por la supervivencia. El cine de Wheatley se caracteriza por su capacidad para subvertir géneros, por momentos con la capacidad enciclopédica de explotar sus códigos visuales y narrativos desde una nueva perspectiva, condimentado con ese sarcasmo tan brit y un subtexto que tiene la crítica social que se puede adivinar en Kill list o Turistas. Pero con Free fire se nota una vacuidad narrativa que termina agotando entre tanto oneliner ingenioso, además de algunas secuencias de acción sumamente ocurrentes que se diluyen en una trama compacta a la que le sobran minutos y que, por ello, termina resultando previsible. Es en ese momento que uno extraña el vigor narrativo que Wheatley tenía en Kill list, aunque es innegable su destreza técnica y la energía de figuras como Brie Larson o Sharlto Copley para sobrellevar el ritmo del film. Cristian Ariel Mangini

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