Por Mex Faliero
Un día iba a pasar, el noveno capítulo de la segunda temporada de Better call Saul, Nailed, terminó con un cliffhanger así de grande (el cual no vamos a revelar para no tener que andar haciendo alerta de spoiler), pero que nos deja en vilo de cara a lo que será el final la próxima semana: Klick, cuyo título nos permite vislumbrar algunas cosas que pueden llegar a pasar. ¿Se acerca el lado oscuro de Jimmy? ¿O acaso su lado oscuro es, en verdad, uno muy luminoso donde Jimmy es finalmente lo que desea ser?
Hay en este cierre de segunda temporada de Better call Saul un gesto significativo: Peter Gould, uno de los autores, dirigió este Nailed, mientras que el propio Vince Gilligan, el otro creador, se hará cargo de cerrar el año con el próximo episodio. Mismo orden que se dio en el final final de Breaking bad, cuando Gould dirigió Granite State y Gilligan, Felina. Esto, que podría ser un dato enciclopédico nomás, revela en realidad la solidez que se le busca dar a este final, que amenaza con ser grande si tenemos en cuenta la cantidad de tensiones que se acumulan.
Si durante buena parte de la temporada nos preguntábamos sobre la pertinencia de que las subtramas de Mike y Kim tomaran tanto protagonismo, los autores nos dieron la respuesta: el asunto Jimmy iba a explotar sobre el final. El querido abogado turbio es el protagonista absoluto de Nailed. Primero, porque se hacen cada vez más presentes sus tramoyas (la secuencia para rodar otro comercial con la bandera de fondo) y sus trajes coloridos. Saul está a la vuelta de la esquina. Pero fundamentalmente porque el conflicto principal de este episodio -esa disputa ética y humana con su hermano- es la que conduce hacia un desenlace angustiante. Y lo que nos permite uno de los mejores momentos de toda la serie, ese diálogo entre Kim y Chuck, donde la abogada le dice al mítico hermano de Jimmy lo que todos queríamos decirle y nadie se había atrevido. Sobre todo, claro, Jimmy.
Y esto termina por demostrar otra cosa, que Better call Saul es una serie de actores. El drama y el policial se suspenden ante la presencia monolítica de un grupo de intérpretes que construyen un casting perfecto. Ese diálogo mencionado anteriormente se edifica sobre la base de una serie de silencios y gestos perfectos. También el encuentro entre Nacho y Mike. No hay actor que no pase delante de la cámara que no demuestre un timing notable, que potencia la buena salud de la serie en esta segunda temporada.
Nos espera un final intenso, con dos líneas a punto de estallar. Habrá que ver hasta dónde se sostienen los cabales de nuestros dos grandes protagonistas, Mike y Jimmy. Se han metido en problemas y veremos cómo los resuelven.
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