Por Mex Faliero
Con el estreno de Leal, se pone de manifiesto nuevamente el poder de esa agrupación política conocida como la Juventud Contendista: ya no importa cómo se cuente una película, sino que cuente algo relevante. Es más, si los personajes nos lo explican a cámara con largos parlamentos, mucho mejor. Y si lo hacen mirando a cámara, sería un orgasmo intelectual. Hasta hace un tiempo, el Contenidismo era una fuerza política integrada por adultos, cuanto más viejos mejor. Eran los que veían en cada adaptación literaria de la alta cultura el verdadero cine. Claro, el Contenidismo pide a gritos un tema, para sus integrantes las imágenes son subsidiarias. La literatura sigue siendo el arte mayor, incluso el vínculo entre el cine y la pintura que les gusta es el inmóvil: cuánto la película más se parece a un cuadro lindo, bien iluminado y decorado, muchísimo mejor. Decíamos que el Contenidismo era cosa de adultos que gustaban de películas donde moría una tía o donde se hablaba de temas fuertes: violaciones, sordidez, enfermedades. Oh, la profundidad del Contenidismo. Pero ese cine empezaba a morir, junto a los viejos referentes del Contenidismo. Por eso, renovación y cambio: la Juventud Contenidista dijo, a partir de Matrix y cierto Arquitecto que te explicaba la película, que ya no era necesario James Ivory, que la fuerza podía estar viva en adaptaciones de sagas literarias adolescentes y hasta en el mundo de los cómics. La Juventud Contenidista no exige que la última adaptación de un superhéroe sea fluida y plena narrativamente, no. Lo que quiere la agrupación es que el personaje tenga el anillo tal cual lo llevaba en la viñeta cinco, de la página ocho, del cómic tal. La Juventud Contenidista es la que hace que los Harry Potter, y los Crepúsculos, y los Juegos hambrientos, y los Divergentes sean un éxito asegurado. Porque ya no es necesaria la aventura: ¿a quién carajos le interesa un arqueólogo perseguido por una bola gigante que uno no sabe de dónde demonios salió? Lo importante es que todo sea solemne, porque ahí reside la fuerza del pensamiento. Jeff Daniels en Leal está parado y diciendo cosas el 90% de las veces que está en pantalla: el otro 10% está sentado en un helicóptero. No pasa mucho en las películas de la Juventud Contenidista: pero se habla, fuaaaaaa ¡cómo se habla! De cosas importantes: genética, revoluciones, gobiernos totalitarios. ¡Viva el contenido, muerte a la creación de imágenes virtuosas! La Juventud Contenidista es el único movimiento que está en contra del movimiento.
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