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Muerte en Tombstone

tombstone1Título original: Dead in Tombstone
Origen: EE.UU.
Dirección: Roel Reiné
Guión: Brendan Cowles, Shane Kuhn
Intérpretes: Danny Trejo, Mickey Rourke, Anthony Michael Hall, Dina Meyer, Richard Dillane, Colin Mace, Emil Hostina, Ovidiu Niculescu, Ronan Summers, Edward Akrout, Radu Andrei Micu, James Carroll Jordan
Fotografía: Roel Reiné
Montaje: Radu Ion
Música: Hybrid
Duración: 100 minutos
Año: 2013
Compañía editora: AVH


5 puntos


Cuestión de movimiento

Por Rodrigo Seijas

(@fancinemamdq)

tombstone2La premisa de Muerte en Tombstone, por bizarra, no dejaba de tener rasgos atractivos: Guerrero (Danny Trejo), el líder una pandilla de forajidos del Lejano Oeste, es traicionado y asesinado durante el curso de un asalto a un pequeño pueblo minero por su propio medio hermano, Red Cavanaugh (Anthony Michael Hall), y el resto de sus compañeros de andanzas. Cuando el tipo se va directo al Infierno, ahí aparecerá un particular Herrero, que es en verdad el Diablo (Mickey Rourke), listo para torturarlo durante toda la eternidad, aunque Guerrero le propone un trato: dejarlo volver a la tierra de los vivos para vengarse y entregarle las seis almas de los integrantes de la pandilla, a cambio de escapar de la condena eterna. El Diablo acepta, pero para completar su tarea, Guerrero tendrá apenas 24 horas y todos sus enemigos deberán morir por sus propias manos.

Lo cierto es que ya desde el comienzo Muerte en Tombstone es todo un cambalache de estilos, géneros y modalidades: hay bastante de western, pero pasado por una estética cruda donde juega también lo videoclipero; algo de suspenso y hasta de terror a partir de la intervención de lo sobrenatural; un poquito de cuentito moral sobre la justicia por mano propia; unas cuantas referencias religiosas; y mucho aire a clase B, en especial a partir de la composición de su elenco masculino, todas estrellas que han sabido transpirar la camiseta en productos de los márgenes hollywoodenses.

Esa mixtura sólo funciona de a ratos, principalmente cuando el film avanza sin pensar demasiado, a partir de las peleas, tiroteos y persecuciones, concentrándose en la fisicidad de los acontecimientos y mostrando que no hay héroes en la historia, sino sólo gente bastante terrible queriendo cumplir con sus propósitos, que por cierto, son bastante egoístas. Cuando la narración se detiene en pos de algunos monólogos bastante básicos, todo se empantana, más aún porque el director Roel Reiné -quien ya tiene una extensa carrera en el mercado hogareño, con títulos como Detrás de las líneas enemigas 4 y 12 desafíos: recargado– se regodea en exceso en los truquitos de montaje y la cámara lenta.

A Muerte en Tombstone no hay que tomársela muy en serio, y en verdad la película funciona mejor cuando hace precisamente eso, ser consciente de que lo que cuenta requiere de una inmensa suspensión de credibilidad. Por eso el idioma que mejor habla es el de los tiros y la acción sin pausas, a partir de su identidad como un pastiche desatado y sin culpa. Cuando frena, quiere ponerse moralista y decir cosas importantes, es cuando pierde por goleada.

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