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El payaso del mal

clown 1Título original: Clown
Origen: EE.UU. / Canadá
Dirección: Jon Watts
Guión: Christopher D. Ford, Jon Watts
Intérpretes: Peter Stormare, Eli Roth, Laura Allen, Elizabeth Whitmere, Christian Distefano, Chuck Shamata, John MacDonald, Sarah Scheffer, Matthew Stefiuk, Andy Powers, Claudia Jurt, Allen Altman
Fotografía: Matthew Santo
Montaje: Robert Ryang
Música: Matt Veligdan
Duración: 100 minutos
Año: 2014


5 puntos


Plin plin eran los de antes

Por Rosana López

(@rousisattack)

clown 2La última década no ha sido muy positiva en el cine de terror, que sufre de exceso de historias de entes paranormales y mockumentaris. No es alarmante declarar la muerte del género al menos en Estados Unidos, donde hay demasiada dependencia del sector de producciones independientes que cada tanto salva el año con alguna joyita o se cae en detestables remakes de films originales de Europa o Latinoamérica, ya que nada les ha quedado en recursos a los amigos asiáticos. Ahora es el turno de un diamante mal esculpido, El payaso del mal -título original Clown– ópera prima de Jon Watts estrenada tardíamente, ya que este año se conoció otro film de su autoría, el thriller Copcar, con Kevin Bacon.

La premisa se centra en un padre de familia que, al enterarse de la ausencia del animador de la fiesta de su pequeño hijo, decide sorprenderlo disfrazándose de payaso, consiguiendo la vestimenta en un viejo baúl de una casa en alquiler en horas de su trabajo como presentador inmobiliario. Terminada la fiesta y cumpliendo su objetivo, Kent -nuestro protagonista- no puede sacarse el maquillaje ni el grotesco disfraz. Tampoco puede frenar la maldición que se apodera de su cuerpo, transformándolo en un ser hambriento de niños. Sin dudas, la temática resultó una idea fresca y una vuelta a los payasos malditos que nos recuerda al diabólico clown Pennywise de It, quien sigue siendo el abanderado junto a Ronald Mc Donald en inculcarnos verdadero terror. Watts, que no es ningún tontito, aprovechó la potencial trama convirtiéndola interesadamente en un falso tráiler con la aparente producción del director Eli Roth, quien lejos de ofenderse aceptó el desafío de apadrinar esta moción en largometraje.

Pero la interesante historia con el transcurso de sus 30 minutos comienza a debilitarse y cae en los lugares comunes del cine de terror. A favor de El payaso del mal se puede mencionar cierto grado explicito de gore en cuanto al sadismo con infantes, un tabú que se está rompiendo con la aparición de series como The walking dead o The game of thrones, estandartes en liberar a su suerte la baja -es decir la muerte de forma cruenta- en personajes menores de edad. También se agradecen las cuotas de humor negro y el dramatismo que conlleva la metamorfosis del protagonista, que nos recuerda a La mosca, de David Cronenberg, aunque sin llegar a sus talones y ahogándose en una tragedia griega simplista.

Además, El payaso del mal goza de una correcta actuación por parte de Peter Stomare como ese típico personaje aparentemente conocedor de la maldición y salvador externo al núcleo familiar padeciente. Por otra parte, es destacable el aspecto técnico de los efectos especiales que al final expone el film, los cuales hacen guiños al viejo stop motion de Sam Raimi en Evil Dead en manos de Tony Gardner, quien se luce aquí y en la trilogía mencionada.

Pero esos puntos a favor no terminan de salvar a El payaso del mal, cuyo demoníaco personaje prometía mucho, pero que termina debilitándose y desinflándose. Esta vez Plin Plin se pinchó nueva y amargamente la nariz.

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