Por Cristian Ariel Mangini
Contorno y Dolce son, dentro del contexto de está tercera temporada de Hannibal, dos capítulos donde finalmente estallan los conflictos que comenzaban a vaticinarse en los episodios anteriores –con la excepción de los primeros dos, que están más cerca de ser una alucinación que otra cosa-. Las piezas ya se movieron y las consecuencias del choque son, como es de esperarse, sangrientas, mientras la venganza y el perdón estrechan lazos para que comprendamos los retorcidos lazos entre Hannibal y el resto de los personajes. Es también en estos episodios donde comienzan a advertirse falencias en cómo se introdujeron algunos personajes o situaciones, llevando al absurdo algunos momentos.
En Contorno se ve el final previsible de Pazzi, personaje que, si ya vimos la versión cinematográfica de Hannibal, sabíamos que no terminaba bien y que ello involucraba cierta visión dantesca. Lo llamativo está en las diferencias con que se realiza esto: mientras en la película de Ridley Scott hay una espectacularización de este asesinato, en la versión de la serie los tonos son más fríos y no hay en ningún momento un plano que exalte la forma en que fue asesinado Pazzi. Para una serie que lleva el esteticismo de la muerte como una de sus mejores herramientas para el shock, lo que ocurre parece tener más que ver con el marco dramático que gana en la producción de Bryan Fuller el acontecimiento. Si nos preguntábamos por qué diablos la cuestión de la agonía de Bella a los ojos de Jack era tan relevante en la serie, en este capítulo entendemos que es el diálogo de la pérdida (la pérdida de Bella para Jack y la pérdida de Pazzi para Allegra, la esposa de Pazzi) en ambas situaciones lo que sostiene la furia con la que el personaje de Laurence Fishburne estalla al final del episodio. También explica por qué la introducción del episodio es tan amena, con una escena conyugal atípica para está serie: la muerte de Pazzi es la ruptura de eso, y por tal razón podemos sentir más empatía por el personaje, cuestión que se traslada a las diferencias con la puesta en escena de Scott (donde sólo sabemos que es un caza recompensas corrupto).
Pero hablábamos de estallidos, y no se trata sólo de la monumental paliza bellamente coreografiada, sino también del choque entre la relación de Chiyoh y Will. El giro del personaje de Chiyoh al arrojar a Will del tren tras una serie de diálogos que suenan muy poco naturales (por momentos nos preguntaremos de qué diablos hablan entre tantas metáforas y analogías sofisticadas), obedece a lo que significa Hannibal en la subtrama del personaje interpretado por Tao Okamoto. Y, de paso, obedece a la forma en que la serie crea paralelismos entre Hannibal y Will: es en el mismo episodio que el personaje de Mikkelsen aparece recibiendo una paliza, en el que Will es arrojado del tren recibiendo numerosos golpes en el proceso. La serie se esfuerza en exaltar esto constantemente con las decisiones de fotografía, ya que veremos frecuentemente cómo estos personajes aparecen con fuertes contraluces u ocultando la mitad de su rostro con sombras. Por otro lado, nos preguntaremos por qué Jack no liquida en su pleito a Hannibal, pero como en otros momentos debemos suspender el verosímil aunque resulte forzado: sabemos que la serie se bifurca del material original de Thomas Harris, pero los hechos concretos que definen a los personajes aparecen semejantes o igual a los libros, al mismo tiempo que la serie se permite algunas licencias para darle una relación dialógica y poética al enfrentamiento con Hannibal.
En Dolce vemos no sólo las consecuencias de lo ocurrido en Contorno, sino cómo se moverán los personajes que también andan al acecho de Hannibal. El Mason Verger de Joe Anderson es un personaje más escalofriante que el que vemos en el trabajo de Scott, dispuesto a practicar cómo comerse a Hannibal mientras mueve sus fichas con su escalofriante compañero. Al mismo tiempo, vemos como Alana ha entablado una relación más estrecha con Margot (Katharine Isabelle), la hermana de Verger, y si bien no hay muchas explicaciones de los motivos por los cuales el guión ha decidido juntar a esta pareja, sí sabemos que hay una pasión recíproca y un plan que comienza a gestarse contra Mason. Pero este es el capítulo del personaje de Bedelia interpretado por Gillian Anderson en su conjunto: es aquí donde comprendemos que la terapeuta de Hannibal no era tan ingenua y que tenía una vía de escape al destino inevitable que se le aparecía para ser devorada cuando sea el momento indicado. Drogándose para tener total desconocimiento de su identidad, su personaje cierra su vínculo con Hannibal en un excelente diálogo donde admite saber que pensaba devorarla en algún momento y que estaba esperando la oportunidad de huir. El choque de Bedelia con Chiyoh -donde demuestra conocer a la perfección las reglas del juego, a diferencia de su contendiente- y el de ella con Will y Jack son memorables, demostrando que ya sabía que la colisión de quienes acechaban a Hannibal era inevitable.
Dolce es también un episodio mucho más lúdico que el de Contorno, dirigido por Guillermo Navarro. Aquí Vincenzo Natali, que ya ha dirigido varios capítulos de la temporada, se permite varios riesgos visuales en la puesta en escena con la finalidad de evitar ser o demasiado explícito o demasiado llano. La escena de sexo entre Margot y Alana desdibuja la imagen y la deforma, no sin que comprendamos a la perfección la solidez de este nuevo vínculo. El otro momento se encuentra al final del episodio, cuando Hannibal parece finalmente resuelto a asesinar a Will «metiendose en su cabeza» -literalmente, diríamos-, con Jack como testigo silencioso lamentando no haber liquidado al personaje de Mikkelsen en el episodio anterior. La forma en que es llevada la secuencia parece ordinaria hasta que el final nos sorprende con una elipsis donde vemos tanto a Hannibal como a Will colgados de los pies en la granja Muskrat de Verger. Debido a cómo se llevaron a cabo los hechos del episodio podemos presumir que el plan de Verger con la policía corrupta de Italia ha dado finalmente sus frutos, aunque no sabremos qué fue ni de Jack, Chiyoh, ni de la forma en que fueron apresados tanto Hannibal como Will. Es el vértigo de estos episodios lo que mantiene la tensión hacia el digestivo, trepidante final de esta minitemporada que luego dará lugar a los acontecimientos de El Dragón Rojo.