No estás en la home
Funcinema

Escribir amor en sus brazos

towrite posterTítulo original: To Write Love on Her Arms
Origen: EE.UU.
Dirección: Nathan Frankowski
Guión: Kate King Lynch, Nathan Frankowski, Bob Massey, Josh Lujan Loveless, Jamie Tworkowski
Intérpretes: Kat Dennings, Chad Michael Murray, Rupert Friend, Mark Saul, Juliana Harkavy, Luis Antonio, Drayton Ball, Tiffany Banks, Kaleigh Baugh, Brad Benedict, Rus Blackwell, Corbin Bleu, Samantha Castro
Fotografía: Stephen Campbell
Montaje: Nathan Frankowski, Gordon Grinberg
Música: Robbie Bronnimann, Andy Hunter
Duración: 118 minutos
Año: 2012
Compañía editora: Blushine


6 puntos


Entre la honestidad y la autoayuda

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

towrite1La historia de adicciones, autoflagelaciones y abusos sexuales sufridos por la cantante Renee Yohe daba para el drama biográfico lacrimógeno y bajalínea, especialmente si tenemos en cuenta que su experiencia motivó un artículo en Internet que se convirtió en fenómeno y, posteriormente, en una causa humanitaria que busca ayudar a aquellos que han caído en desgracia. Pero Escribir amor en sus brazos, el film de Nathan Frankowski, trabaja una delicada línea de película de autoayuda no demasiado explícita, que además tiene el coraje de cuestionarse un poco el incómodo lugar que terminan ocupando referentes como Yohe. Y, además, se vale de la solidez de dos intérpretes como Kat Dennings y Rupert Friend para que el relato no desbarranque hacia el más ramplón telefilm.

Los primeros minutos de Escribir amor en sus brazos no generan la mayor expectativa. Un largo prólogo repleto de esos truquitos narrativos del cine adolescente postmoderno, más cercano al mensaje publicitario, con una serie de viñetas cool con animaciones e imágenes que abusan de lo irreal y están excesivamente musicalizadas, lo cual impide conectar con los personajes y sus conflictos. Es un comienzo afectado, que abusa de recursos para la generación Bajo la misma estrella, que no están necesariamente mal (como cuando escuchan música en auriculares para ahuyentar la cruel realidad) pero que así, acumulados y amontonados, hacen del film un exceso barroco más preocupado en la pose y la estética, que en contar una historia.

Según cuenta el film, Renee Yohe tuvo una adolescencia complicada, y un paso por el mundo de las drogas que la llevó a vivir en un sórdido submundo de dealers. De ahí, salió con la ayuda de un grupo de amigos y con un ex adicto que la albergó en su casa en tiempos de abstinencia para luego instalarse en una clínica de rehabilitación. La película cuenta ese proceso y lo hace con un sostén en lo agridulce, sin dejar de lado lo denso del asunto pero también apreciando las pequeñas posibilidades que tienen aquellos adictos que quieren recuperarse. Pero Escribir amor en sus brazos encuentra en su última media hora un tema bastante interesante, que daba para centrar el relato de no ser las buenas intenciones que exceden el asunto: y es el incómodo lugar de exposición en el que quedan personalidades como estas, populares por su coraje y fuerza de voluntad, pero también frágiles en función de la autoconsciencia que generan.

Imaginamos que la Yohe real es un personaje bastante complejo, que habilita esta mirada honesta que tiene la película respecto de ella misma. El mayor acierto de Frankowski es contar esto con el mayor aspecto cinematográfico posible, más allá de que al final un video nos revele de manera poco elegante el carácter institucional del film.

Comentarios

comentarios

1 comment for “Escribir amor en sus brazos