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Estás igual


Muy Buena


La misma piedra

Por Rodrigo Seijas

(@fancinemamdq)

estas_igualLa pareja es algo complicado. La mente y los sentimientos de la mujer son algo complicado. La mente y los sentimientos del hombre son algo complicado. Aún así, desde cierta distancia, se pueden rastrear huellas, patrones, comportamientos, recortes y circularidades en las relaciones entre los sexos opuestos. Eso es lo que realiza Estás igual, con una llamativa y ácida lucidez.

La obra escrita y dirigida por Gabriela Izcovich, quien también protagoniza junto a Fabián Arenillas, arranca con el ¿casual? reencuentro de una ex pareja. Ese evento, que al principio parece trivial en la vida de la mujer, irá resquebrajando la vida con su actual pareja y probando que determinadas estructuras que creía estables en su existencia en verdad son terriblemente frágiles. Todo el relato está planteado esencialmente desde el punto de vista femenino, desde esa mujer a la cual todas las certezas sobre el mundo que la rodea –y asimismo la compone- se le van cayendo a pedazos.

El diálogo –o más bien discusión- que irá estableciendo no será uno solo, sino muchos, con distintos hombres y hasta en diferentes tiempos, siempre representados por el cuerpo cuasi mutante de Arenillas, quien demuestra una enorme capacidad para cambiar de identidad a partir de sólo un par de gestos, sin ningún subrayado. Pero esto mismo también se puede notar, aunque de otra forma, en la actuación de Izcovich: la mujer que encarna es la vez muchas mujeres, porque su personaje pasa por todas las instancias emocionales posibles, en una montaña rusa sentimental. Pero a la vez, el texto tiene la lucidez suficiente para no quedarse sólo con la perspectiva de la mujer, pensando y deconstruyendo los procesos mentales y sentimentales del hombre, para mostrarlo como un ser que quiere aparentar una fortaleza que no es tal, porque la aparición, reaparición o la posible desaparición de la mujer lo pone en crisis, le sacude las estanterías de su masculinidad.

Con instancias de humor oscuro, que hasta roza lo violento, pero también la distancia justa para no resignar cariño por sus personajes, y valiéndose de una puesta en escena que puede parecer simple pero que no deja de quebrar unas cuantas expectativas y formaciones previas del espectador, Estás igual es una apuesta llamativa, porque no deja de decir unas cuantas cosas incómodas respecto a cómo todos –sí, todos, no nos hagamos los zonzos- establecemos vínculos amorosos. Es decir, cómo redundamos en conflictos, repetimos historias, huimos de algunas personas o volvemos con ellas sin razones verdaderamente verosímiles, creamos ideas –o más bien ficciones- sobre el que tenemos al lado a partir de débiles indicios, nos obsesionamos hasta la enfermedad o idealizamos hasta el punto de pedirle a la pareja directamente lo imposible. El título de la obra es ya toda una pista sobre la circularidad del (des)amor por el otro, que también es el (des)amor por uno mismo. Estás igual trata sobre cómo tenemos una espectacular capacidad para tropezar siempre con la misma piedra, que somos nosotros mismos.


Guión: Gabriela Izcovich Actúan: Fabián Arenillas, Gabriela Izcovich Escenografía: Alicia Leloutre Iluminación: Ricardo Sica Música: Lucas Fridman Fotografía: Marco Riccobene Asistencia de dirección: Marco Riccobene Prensa: Tehagolaprensa Producción ejecutiva: Marco Riccobene Dirección: Gabriela Izcovich Sala: NoAvestruz Espacio de Cultura (Humboldt 1857 – CABA) – Domingos a las 19:00.

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