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Un carnaval inolvidable

poster mardigrasTítulo original: Mardi Gras: Spring Break
Origen: EE.UU.
Dirección: Phil Dornfeld
Guión: Josh Heald
Intérpretes: Nicholas D’Agosto, Josh Gad, Bret Harrison, Arielle Kebbel, Danneel Ackles, Charles Shaughnessy, Jessie O’Donohue, Becky O’Donohue, Carmen Electra
Fotografía: Thomas E. Ackerman
Montaje: Mark Scheib
Música: Jared Faber, Marcus Miller
Duración: 88 minutos
Año: 2011
Compañía editoria: Blushine


5 puntos


Escatología clase B

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

mardigrass unoDos amigos que tienen poca suerte con el sexo involucran a un tercero y se van a Nueva Orleans, donde se lleva adelante el Mardi Gras, el equivalente a nuestro carnaval pero con un sentido más sexual y desenfrenado. El plan, obviamente, es sumarse al descontrol y ver, si en el revoleo, ganan algo. Hay, pues, viaje, llegada a territorio desconocido, encuentro con el sexo opuesto -y el propio-, escatología, y el quiebre lógico hacia lo conservador. ¿Les suena? Sí, la saga ¿Qué pasó ayer? revitalizó todo ese humor de machos que desde la década de 1980 el cine norteamericano no visitaba con tanta repetición, y lo volvió a convertir en un negocio. Claro, hay algunas que rinden muy bien y otras, como esta, que son apenas un muestrario un tanto clase B de las posibilidades del subgénero. Un carnaval inolvidable (editada aquí por Blushine) tiene momentos logrados y otros para el descarte. Lo peor es que los primeros se acumulan al comienzo y los segundos, todos sobre el final.

Un carnaval inolvidable no arranca del todo mal y aprovecha con mucha explicitud la capacidad de un comediante como Josh Gad para no sólo hacer el ridículo sino para explotar en una serie de groserías y ordinarieces varias. El gordo se pasea en pelotas por un salón de la universidad, vomita asquerosamente luego de tomar cerveza que encuentra por ahí y anda siempre al palo, como un Jonah Hill con sobredosis. Claro, hay que tener empatía con su estilo, pero así como resulta por momentos desagradable, esa desagradabilidad que provoca muchas veces sirve para romper el domo de conservadurismo que consume a estas propuestas: Gad muestra ese más allá, trasgrede líneas de buen gusto, rompe esquemas y en ese viaje, le da vida a estas películas matemáticas y calculadas. Estos tipos tontos no sólo son tontos, sino que además pueden ser el botón de muestra de ese americano idiota que persigue el sexo como una mercancía.

Pero así como el indomable Gad hace su show, rápidamente su personaje se irá domesticando con la llegada del amor. Entonces, ya no quedará espacio para mostrar el revés de la estupidez de estos tipos y el film perderá fuerza: los idiotas ya no hacen idioteces, sino que son simpáticos, o si hacen idioteces es para quedarse con la chica buena y responsable que buscan. El director Phil Dornfeld pierde la oportunidad de estar lejos del mainstream y permitirse una comedia sexual y escatológica arriesgada. Nos engaña por una hora (las chicas pueden divertirse a espaldas de los chicos, ser gay es una posibilidad, la estupidez es sólo estupidez y nunca buenas intenciones) y sobre el final traiciona todo aquello que parecía que iba a decir (las chicas que se divierten a espaldas de sus novios son todas putas, los gays son unas locas insoportables y serlo es lo peor que te puede pasar en la vida, y los estúpidos no son desagradables porque se quedan con las mejores minas). En eso, en traicionarse y dejarse ir hacia lo conservador, ¿Qué pasó ayer? es mucho más cuidadosa y compleja.

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