Título original: Defendor
Origen: EE.UU.
Director: Peter Stebbings
Reparto: Woody Harrelson, Elias Koteas, Michael Kelly, Sandra Oh, Kat Dennings, Clark Johnson, Lisa Ray, Alan C. Peterson
Guión: Peter Stebbings
Fotografía: David Greene
Música: John Rowley
Montaje: Geoff Ashenhurst
Duración: 101 minutos
Año: 2009
7 puntos
Lo heroico de la locura
Por Mex Faliero
Arthur Poppington (Woody Harrelson) es un hombre con problemas mentales. Lo sabemos desde el comienzo, cuando una psiquiatra intenta averiguar por qué este sujeto salió a la calle vestido como un superhéroe, corriendo el riesgo de ser molido a palos. Y hay dos cuestiones fundamentales para que Poppington haya tomado esa determinación: primero, que efectivamente tiene problemas en su cabeza; segundo, el espíritu de venganza lo carcome desde que su madre murió siendo un niño. Se sabe: niño traumatizado más lectura adictiva de historietas, no hacen una buena combinación. Esta es la base del conflicto de Defendor: un héroe sin igual, la pequeña y sorprendente película de Peter Stebbings.
Lo de pequeña viene al cuento de que Defendor se inscribe fácilmente en la línea de películas recientes que releen los códigos del cine de superhéroes, pero lo hace con un presupuesto evidentemente menor y sin demasiado despliegue de efectos especiales, lo que la definiría, además, como una película independiente. Que lo es. Y lo de sorprendente, porque siendo Poppington un tipo evidentemente idiota y estando Harrelson en el protagónico, alguien que sabe darle forma al patetismo, el film nunca se convierte en la historia de un estúpido tratando de hacerse el héroe. El humor en Defendor nunca proviene del patetismo y, de hecho, hay poco humor en la película.
En un año donde de Kick Ass a Scott Pilgrim a Megamente, el género de superhéroes y el mundo del cómic fue revisitado, satirizado y conceptualizado, y ante un 2011 donde se vienen nuevas adaptaciones como Linterna verde, Capitán América o Los vengadores, Defendor (que es de 2009 pero aquí fue editada recién este año) viene a decir un par de cosas que algunas rozaron y otros prefirieron callar: por ejemplo que el del superhéroe no es sólo un lugar solitario, como bien lo sabe Bruce Wayne, sino que además hay que estar un poco loco, un poco desestabilizado para salir a las calles a combatir el crimen.
Y Defendor no sólo dice esto, que el superhéroe es un tipo enfermo sediento de venganza, sino que además esta inestabilidad emocional es celebrada por la sociedad debido a que el superhéroe ocupa un lugar difícil de conquistar o del que nadie quiere hacerse cargo: el del tipo que barre el crimen de las calles al margen de la ley, del criminal impune debido a que por imposición la sociedad celebra esta actividad que impide que los “malos” derroten a los “buenos” tal cual lo definieron las morales cristianas. En esa inmoralidad aceptada y normalizada es donde juega el Poppington de Harrelson, un tipo amable y simpático, claro que sí, pero también desequilibrado y peligroso, con una idea enrevesada de lo que es la justicia.
Stebbings, que además de dirigir guionó, no se convierte en esta mirada distante del heroísmo ni en un cínico ni en un misántropo. Es un tipo responsable que, como bien dijo el tío de Peter Parker, sabe que todo poder confiere una responsabilidad. Y esta es, ni más ni menos, una película sobre las responsabilidades que nos caben a todos ante la construcción de víctimas y victimarios, de héroes y villanos, de asesinos y justicieros. La línea que Poppingtong transgredió hasta convertirse en un demente es la que no debe cruzar la sociedad para justificar este tipo de hechos aberrantes.