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RockNRolla

Problemas de definición

Por Brian Macchi


5 puntos


Si se siguiera cierta lógica, los artistas deberían ser conocidos por sus obras y nada más. Pero en estos tiempos donde pareciera ser más famoso quien realiza muchos escándalos sociales, en vez de hacer discos o films de brillante concepción, el sentido de sensatez contiene otras bases.

Lamentablemente, los artistas terminan utilizando también estos conceptos, entendiéndolos como “reglas del mercado” y cada vez que un trabajo suyo está a punto de darse a conocer a la sociedad, intentan tener un pequeño incidente como para llamar la atención y que el público se acerque a su producto. Obviamente, la responsabilidad también cae en la gente, que pareciera no poder consumir ningún  objeto de alguien que no haya tenido un escándalo mediático, como si fuera la prueba para demostrar calidad o trabajo.

Por estos motivos, que en los primeros días de diciembre de 2008 se estrene RockNRolla, último film de Guy Richie, puede analizarse más por como su labor se vio afectada por su relación con Madonna que por su talento como director y creador. Aquí, se tratará de hablar sobre esto último, dejando lo demás para otro sector de la prensa.

El realizador de Snatch trae una nueva historia de gángsters y ladrones, donde un grupo de criminales de Londres  descubre que un mafioso ruso está realizando una millonaria estafa de bienes raíces. Todos, desde el más peligroso capo criminal, pasando por una contadora sexy o un político corrupto, hasta unos ladronzuelos de ocasión comienzan a conspirar los unos contra otros, en su lucha por sacar su tajada y volverse muy ricos rápidamente.

Con su particular estilo, el director británico comienza a narrar esta historia de modo veloz pero manejando brillantemente el ritmo impuesto, sin dejar ningún detalle al azar y siendo concreto en lo que quiere contar. Utiliza ese “look canchero” que sabe usar con maestría, donde cada situación, locación y personaje se ve de manera distinta, en el cual todos parecen tener claro cada movimiento a realizar y lo hacen con tanta solvencia que impacta.

Mas allá de este tipo de “aire” que adopta Richie para su trama, emplea una genial cantidad de planos y tomas para que esta historia tenga el vértigo y el estilo que quiere el director. Existen secuencias magistralmente manejadas, como la persecución de dos rusos a One Two (Gerard Butler), que es el mejor instante del film por su concepción. Se agrega un acorde uso de la música, que sirve perfectamente de ambientación para la narración.

Como la historia se va conociendo de a poco y mediante muchísimos personajes, sumado al vertiginoso ritmo impuesto desde la dirección, hasta la mitad (y un poco más también) la película resulta entretenida, atrayente e interesante. En este tramo, se exhibe acertadamente cada ambiente que hace referencia el guión, desde los bares más oscuros y pobres hasta las grandes locaciones como el VIP de un estadio de fútbol.

A nivel actuaciones, la totalidad del elenco se encuentra perfecto en sus roles, cada uno aprovechando los instantes de protagonismo que les da la trama. No obstante, el que se destaca es el gran Tom Wilkinson que representa a un viejo gangster londinense con enorme talento y maestría. Se debe destacar al personaje de mafioso ruso que parece ser un “homenaje” a Roman Abramovich, dueño del Chelsea, el cual según los comentarios llegados desde Inglaterra no es una persona de lo más limpia y en este trabajo tampoco queda muy bien parado.

Después de todos estos aspectos positivos, parecería que el film es casi perfecto, característica que también aparentemente habría creído el director porque en su última parte cree haber “dominado” al producto y en realidad tira todo “por la borda”. La cinta (al llegar a casi tres cuartas partes del trabajo) contiene tanta fuerza, tantos personajes, tanta complejidad al tratar que ningún elemento se salga de lo estipulado, que comienza a írsele de las manos al director y su respuesta ante el desborde es empezar a realizar un film completamente distinto al cual venia haciendo.

A partir de estos instantes, se genera una película demasiado discursiva, con planos clásico y estáticos, con escenas más largas que lo que venían siendo, perdiendo el ritmo y la orginalidad inicial. No se entiende porque Richie en vez de aprovechar el desborde que se venia gestando en la cinta, prefirió bajar su velocidad y hacer un trabajo que termina por aburrir porque lo único que le interesa al espectador es saber como se cierra la historia para poderse levantar e irse de la sala.


RockNRolla
es una primera parte donde el director mostró que todavía puede hacer films que causaron sensación y fueron imitados en varios ámbitos, pero un último segmento que exhibe temor y poco pulso para manejar una historia abrumadora. No parece ser el final que quería el director para su film pero que tampoco supo tratar de encausarlo como para llevarlo al terreno que él aspiraba. No alcanzó con adelantarse a un supuesto desenlace clásico y cerrar la trama de otra manera (más canchera) para enderezar algo que ya no tenía salida, habría que haber construido un gran final para tamaña historia.

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