Karate kids
Por Mex Faliero
Ya es como un lugar común que nos pongamos a hacer comparaciones entre Pixar y Dreamworks, que unos hacen mejores películas y los otros repiten una fórmula una y otra vez, que aquellos avanzan en el sentido de la creación y en la construcción de personajes cada vez más complejos y estos apenas elaboran una serie de chistes para rodear una excusa narrativa. Y no es que Kung fu panda no reitere el esquema, vuelva sobre los pasos del outsider (como Shrek, como El espanta tiburones, como Bee-movie, como…) que tiene que transformarse en héroe a su pesar y esté plagada de chistes, algunos logrados y otros no. Pero hay algo aquí que funciona a otro nivel. O simplemente… ¡que funciona!
Tal vez haya sido que uno le bajó las expectativas a los productos Dreamworks. Puede ser… Pero Kung fu panda tiene suficientes atractivos: un aspecto visual muy personal, no apela exclusivamente al humor, tiene personajes interesantes con pliegues y zonas grises, y fundamentalmente es una gran película de artes marciales.
Po es un oso panda que trabaja con su padre en un restaurante, pero su sueño es ser karateka. Y no uno cualquiera, quiere ser como Los Cinco Furiosos, los guerreros más talentosos que habitan China. Pero claro, está enterrado en ese miserable lugar, vendiendo comida. A lo mejor su suerte cambiará cuando la tortuga Oogway lo elija como guerrero mayor, ese que salvará a la comarca del temible Tai Lung, un tigre furioso que está preso pero a punto de escaparse.
Hay que decirlo, Kung fu panda no escapa de la lógica del relato. Es más, cuando uno vaya descubriendo de a poco que se trata básicamente de una película de artes marciales lisa y llana, podrá acertar hacia donde va y qué puede pasar. Pero como en las comedias de Adam McKay, aquí no importa tanto el fin del camino, sino el recorrido, la forma en que se accede a él. Y la historia de la conversión en héroe de Po es sumamente atractiva.
Vaya uno a saber cuánto ha incidido la dirección de Mark Osborne (el otro director es John Stevenson), pero hay que tener en cuenta que el hombre dirigió algunos capítulos de Bob Esponja. Y si bien no hay que encontrar en el tipo de humor las similitudes entre ambas creaciones (aquella era absurda, pop, reluciente; esta es más clásica, slapstick, simple), los parecidos surgen de ver cómo se construye un relato sin tratar de estúpido al espectador.
Kung fu panda elude todas las tentaciones de la parodia a lo Dreamworks (y miren que daba…), no hay aquí escenas calcadas de otras películas, el film es autosuficiente y tal vez haya que encontrar en clásicos del cine de artes marciales sus similares. Es en la relectura en forma cómica de las claves del género (el entrenamiento, las revelaciones místicas, la muerte trágica de algún personaje fundamental, el heroísmo) lo que hace a esta una película alegre, plagada de detalles y buenas ideas.
Seguramente haya algunas fallas notorias, por ejemplo Los Cinco Furiosos no terminan de tener su peso en la trama, pero hay suficiente como para sentirse satisfecho: la relación entre Po y el amargo maestro Shifu, que se reserva una maravillosa secuencia cumbre de la unión entre animación y humor físico; los primeros minutos, con una animación que hace recordar al cine de dibujos asiático a la vez que respira el aliento de las leyendas clásicas; la transformación en héroe de Po no es arbitraria, sino que tiene su lógica y no es que deja de ser un gordo obeso, sino que puede hallar logros desde sus carencias.
Pero decididamente el film triunfa porque es una de piñas y patadas, aunque hecha en pixeles. La belleza visual y la energía de sus personajes, aumentan los valores de una película que respeta el género en el que se enmarca. Desde el camino que recorre Po, hasta la leyenda de Los Cinco Furiosos, pasando por algunas sorpresas como por ejemplo descubrir el origen de la amargura de Shifu (hasta las enseñanzas y moralejas tienen su por qué) todo está relacionado con ese género del cine de artes marciales, al cual Kung fu panda deglute, mastica y devuelve en forma de alegre aventura para niños.
8 puntos