Esta vez, Adam Sandler se pone al servicio de un protagónico para una de sus hijas, en una comedia adolescente que, sin ser novedosa, entiende lo que tiene que contar y cómo contarlo.
Esta nueva entrega, por más que no caiga tan bajo como algunos de los films de Michael Bay, no introduce cambios productivos en una franquicia donde todo es demasiado gigantesco.