Esta secuela despliega una multiplicidad de conflictos y personajes, pero su autorreferencialidad le termina jugando en contra, obturando las potencialidades del mundo en que se inscribe.
Este film basado en hechos reales exhibe una mirada cómodamente occidental sobre los conflictos entre palestinos e israelíes. A la vez, el director brasileño José Padilha confirma la superficialidad de su cine.