No estás en la home
Funcinema

MAR DEL PLATA 2016: Competencia Argentina de Cortometrajes (primera parte)

Por Rodrigo Seijas

(@fancinemamdq)

corpEl visionado del primer programa de la Competencia Argentina de Cortometrajes aporta un balance auspicioso, más allá de lógicos desniveles. La producción exhibida fue variada en géneros, formatos y modalidades, y se vieron interesantes propuestas.

El primer corto, Corp., de Pablo Polledri, es un hábil e inteligente resumen del funcionamiento de las corporaciones y el capitalismo en general, haciéndose cargo incluso del vínculo con las estructuras estatales. La animación le brinda una entidad sumamente divertida e inquietante a la vez, y el cierre es tan disparatado como realista. Posiblemente el mejor de todo el paquete.

Este amanecer es un ejemplo, de Leandro Naranjo, puede ser tildado de pedante, y algo de eso tiene, aunque aborda de manera lúdica la pedantería. Compuesto de un solo plano fijo y una voz en off que reflexiona sobre cuestiones cinematográficas, por momentos se pasa de listo, pero no deja de ser interesante y hasta divertido.

Murciélagos, de Felipe Ramírez Vilches, parece ser el germen para un largometraje documental sobre la Selección Argentina de Fútbol para Ciegos. Recién sobre el final adquiere cierto carácter institucional. Antes consigue fusionar con destreza y sensibilidad la explicación hablada sobre lo que significa estar ciego (y jugar al fútbol siendo ciego) con las imágenes y sonidos que representan en cierta forma esa condición. Los logros formales y narrativos son más que atendibles.

El pozo, de Hernán Gabarino, es desde el vamos un policial, escenificando el enfrentamiento entre dos amigos por la razón más obvia y usual: una mujer. Su construcción genérica, cimentada por el retrato del discurso machista en su máxima expresión, sólo por momentos es acertada, las piezas formales y narrativas no terminan de encajar.

Al silencio, de Mariano Cócolo, presenta algunos elementos interesantes a partir de su trabajo sobre el ritual de la despedida, la pérdida y el luto. Hay una excelente composición fotográfica, pero también notorios problemas de ritmo que afectan el impacto de la historia en el espectador.

E che vo dale, de Gonzalo de Miceu, es desconcertante y cuesta situarlo en un marco genérico. Es difícil sacar conclusiones (lo cual no deja de ser estimulante), y a eso contribuye la puesta en escena, donde conviven los planos generales paisajísticos con los primeros planos de rostros, para delinear el relato de un hombre acosado por la figura de una mujer que se somete a una sesión de hipnosis. Con sus vaivenes, es sumamente movilizador.

La bijou, de Paula Magnani y Lucila Presa, amaga con ser una comedia pero luego muta en una especie de drama existencial -que no reniega de cierto tono aventurero-, focalizando en la visita de una joven que trabaja en una veterinaria a una clienta muy particular (Adriana Aizenberg). El combo de tonos y géneros tiene sus virtudes, especialmente por cómo indaga en la mirada de la chica sobre el mundo de la anciana, pero la sensación final es la de un corto fallido, que no termina de encontrar la fluidez necesaria.

En conclusión, un primer programa con unas cuantas obras más que atendibles, que permiten abrigar esperanzas respecto al segundo programa de la Competencia.

Comentarios

comentarios

Comments are closed.