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Pee-wee’s big holiday

peewee1Título original: Idem
Origen: EE.UU.
Dirección: John Lee
Guión: Paul Reubens, Paul Rust
Intérpretes: Paul Reubens, Jordan Black, Doug Cox, Linda Porter, Monica Horan, Brian Palermo, Katherine VanderLinden, Tara Buck, John H. Mayer, Richard Riehle, Dave Power, Josh Meyers, Corey Craig, Joe Manganiello
Fotografía: Tim Orr
Montaje: Jeff Buchanan
Música: Mark Mothersbaugh
Duración: 90 minutos
Año: 2016
Compañía editora: Netflix


7 puntos


Regreso con gloria

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

peewee2Paul Reubens se hizo popular allá por los 80’s a partir de Pee-wee Herman, una creación suya que primero había aparecido en teatro, luego saltó a la televisión y finalmente explotó en el cine de la mano del un poco ignoto por ese entonces Tim Burton. Realmente la creación de Reubens es toda una rareza, por cuanto invoca un universo infantil algo retorcido sin por eso tratarse decididamente de un producto infantil. Claro, ese personaje, un poco como imaginamos al aniñado Michael Jackson de Neverland, provoca también una serie de reacciones y prejuicios, que se confunden con las varias detenciones y acusaciones que ha hecho la policía y la justicia norteamericana en relación a ciertas costumbres íntimas y sexuales del propio actor, como por ejemplo su detención en los 90’s por masturbarse en un cine para adultos. A Reubens, está claro y los escándalos sexuales no son buena compañía para una figura pública, le ha costado recuperar un espacio de protagonismo dentro de la industria audiovisual norteamericana.

Pero de la mano de Judd Apatow en la producción y con el trabajo como coguionista de Paul Rust (protagonista de Love, serie producida por el mismo Apatow), Reubens vuelve a la carga con su vieja criatura en Pee-wee’s Big Holiday, película estrenada recientemente por Netflix y que recupera buena parte del encanto del personaje. En el film, Pee-wee sigue viviendo en su viejo pueblo, pero al cruzarse con Joe Manganiello (haciendo muy graciosamente de… Joe Manganiello) entiende que hay más posibilidades allí afuera y que debe emprender un viaje por la ruta como una forma de autodescubrimiento. Excusa argumental que sirve para poner en movimiento nuevamente la vieja maquinaria de invenciones surrealistas propias del actor/autor (hay un chiste con un globo en una comunidad amish que es toda una declaración de principios).

El tema de fondo es la amistad y también la necesidad de moverse, situación que justifica nuevamente la road movie, subgénero con el que las ideas de Reubens funcionan perfectamente. Es el viaje lo que permite que el actor moldee constantemente el concepto que alimenta su personaje, una suerte de niño grande atrapado en un pasado idílico que podrían ser los 50’s (aunque está claro que la película transcurre en el presente) y que tiene la capacidad de sorprenderse minuto a minuto. También, el viaje, da espacio a la novedad constante y a esa sorpresa, a una sucesión de ideas a cuál más lunática, con todo tipo de personajes entre particulares y absurdos: la lógica Pee-wee es la del dibujo animado, por eso le interesó a Burton allá por sus comienzos. El humor de Reubens echa mano a los recursos del entretenimiento infantil tradicional, se nutre un poco de lo circense y de cierta esencia del cine silente donde lo físico impactaba a partir de un timing perfecto.

Hay que reconocerle a Reubens que Pee-wee todavía funciona y que Pee-wee’s Big Holiday crece a partir de la presencia como productor de Apatow, quien recurre aquí a un elemento habitual de sus historias: la nostalgia ante un mundo en constante movimiento, y la necesidad del crecimiento. Pee-wee Herman es un personaje particular en ese marco, y la película dirigida por John Lee aplica también una mirada un poco triste: cómo alguien, en este caso Reubens, puede escapar de esa criatura que lo domina y lo condena a la eternidad. La pregunta es: ¿puede? La conclusión será un regreso al origen, tal vez un poco cambiado.

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