La película de Justine Triet es un esforzado relato judicial, construido en torno a la palabra. Poco lugar para la imagen y para la sugestión de lo no dicho.
A partir de hechos reales y fiel a su estilo, François Ozon se mete en las partes más oscuras del mundo masculino y construye un relato que jamás nos deja indiferentes.
Se verá mañana en dos funciones a realizarse en el Cine Gaumont. El film está basado en un caso real, el de un cura acusado de abusar sexualmente de decenas de niños.