La ópera prima de Alberto Corredor está basada en un cortometraje y se nota. Muchas situaciones lucen estiradas y el guion ofrece muchas situaciones arbitrarias.
El film de Farhad Safinia cuenta dos historias en paralelo que se terminan uniendo. Sin embargo, no logra que el relato tenga unidad entre el clasicismo de Mel Gibson y la sobreactuación de Sean Penn.
La continuación de Mamma mía! genera menos vergüenza ajena que la original, pero igualmente se diluye entre aforismos sobre el amor y la vida, y pobres números musicales.
Un thriller que tiene un planteo interesante y con un buen potencial, pero que pronto se queda sin rumbo, para terminar arribando a un cierre tan flojo como improcedente.