La mirada de Howard Hawks sobre el mundo policial de Raymond Chandler estaba atravesada por la comedia, en un relato cautivante donde era clave la química entre Humphrey Bogart y Lauren Bacall.
Este clásico inoxidable supo ser una gran demostración de cómo Hollywood era capaz de ir a la guerra por distintos medios, ofreciendo un relato que hacía un gran uso de la mixtura de géneros.
La ópera prima del fallecido Peter Bogdanovich alternaba toda clase de citas cinéfilas, pero también una voluntad de reinventar a partir de la exploración y la reflexión.
Esta comedia musical es una perfecta sociedad entre Howard Hawks, Jane Russell y Marilyn Monroe, que además nos demuestra la sabiduría innata del realizador para el género.
Howard Hawks volvió a la comedia con esta película que reflexionaba sobre el paso del tiempo y la estupidez de pretender la juventud eterna. Una película desquiciada.