Aunque por momentos pueda resultar algo simpática, esta comedia con toques de drama judicial naufraga entre un guion forzado, personajes mal delineados y decisiones estéticas que la anclan en el pasado.
Claudio Tolcachir continúa abordando las problemáticas familiares, aunque con ligeras diferencias respecto a La omisión de la familia Coleman, sin introducir grandes innovaciones.