Paul Feig se divierte con un thriller lleno de giros y personajes venenosos, que pierde un poco el encanto cuando empieza a acumular vueltas de tuerca.
El film sigue con fascinación los entretelones de dos grupos de lobbistas mientras intentan hacer prosperar o derrocar una ley para limitar la portación de armas. Pero pierde en un final ampuloso y forzado.