La fallida película de Josh Trank busca narrar los últimos días de Al Capone a partir de su demencia. Un film con aciertos parciales, pero que se vuelve en extremo barroca y cuenta con un show insoportable de Tom Hardy.
El film de Simon Curtis no llega a tener el vuelo reflexivo y narrativo de Marley y yo, pero cuenta a su favor con algunos pasajes potentes y la espléndida voz de Kevin Costner.