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Top 5 Pixar: 3ª – Buscando a Nemo (2003)


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Buscando desesperadamente a Disney

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Una de las dicotomías mayores del universo Pixar ha sido cuánto hay allí dentro de Disney y cuánto de genuinamente Pixar. Las películas de la compañía han buscado siempre un camino autónomo, pero bien es cierto que el sello del Tío Walt está presente en algunas cuestiones estéticas, principalmente en la emoción como combustible fundamental de los relatos. Esa búsqueda de identidad no siempre ha sido feliz, y tal vez haya quedado definitivamente saldada con Valiente, film que reprodujo con variantes el mundo de princesas afín a Disney. Pero antes, casi en los orígenes, Buscando a Nemo representó ese cruce entre universos tan similares como diferentes: para ser claros, Bucando a Nemo es Bambi revisitada.

Si bien ambas películas son diferentes en cuestiones argumentales, hay elementos y tópicos que se reciclan y, en definitiva, Buscando a Nemo y Bambi no son más que películas sobre el crecimiento, sobre hijos que deben aprender a desarrollar su camino propio, soltando la mano -o la pata, o la aleta- de sus padres. No de gusto, ambas tienen la muerte de la madre como una instancia clave en la educación sentimental de su protagonista, y ambas secuencias son notablemente conmocionantes desde lo narrativo: la diferencia es que para Andrew Stanton en Buscando a Nemo ese evento es claramente condicionante (por eso se instala en los primeros minutos), mientras que en Bambi es una instancia más en el círculo de la vida (por eso está en el meridiano, justo a la mitad del relato). Sí, El rey león fue un poco un regreso a aquel universo de animalitos huérfanos.

Claro que este es tal vez el aspecto más explícito de Buscando a Nemo. Porque la película se integra también con Bambi en el carácter expeditivo sobre la naturaleza, y en el vínculo que se entabla entre ese acto y la animación. Si Bambi es casi una sinfonía musical apenas comentada, que tiene como mayor virtud la experimentación en colores y movimiento, y tiene un espíritu circular, Buscando a Nemo reproduce ya desde las nuevas tecnologías una idea de experimentación sobre las formas de la animación representando lo real. A doce años tal vez pueda parecer un poco rudimentaria en algunos aspectos, pero en su momento el film de Pixar fue un hallazgo visual. Y esa mirada curiosa que desde la forma se aplica a la representación de la naturaleza, es la misma que tienen Bambi y Nemo sobre ese mundo nuevo que deben explorar: exploración que se da, también, con la presencia de otros animales y lo humano como un ente en off indeseable.

Tanto la de Disney como la de Pixar lo que terminan por construir es una reflexión sobre cierta refundación, sobre lo nuevo como representación pero también renovación: ideas ambivalentes de nostalgia y progreso que estaban implícitas en la germinal Toy story, pero también en la posterior Cars. Así como los ciclos estacionales determinan un fin y comienzo perpetuo, y los animales se refugian lejos del bosque incendiado en Bambi, Nemo y Marlin lograrán formar una especie de familia disfuncional junto a Dory y recomponer de alguna manera los lazos rotos en Buscando a Nemo. En definitiva curar, sanar, restablecer un orden con la conciencia de lo vivido.

No hay forma de saberlo, pero estoy casi seguro que Buscando a Nemo sería la película Pixar preferida de Walt Disney si viviera.

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