
Título original: The Naked Gun // Origen: EE.UU. // Dirección: Akiva Schaffer // Guión: Dan Gregor, Doug Mand, Akiva Schaffer // Intérpretes: Liam Neeson, Pamela Anderson, Paul Walter Hauser, Danny Huston, CCH Pounder, Kevin Durand, Liza Koshy, Eddie Yu, Michael Beasley, Moses Jones, Chase Steven Anderson, Cody Rhodes // Fotografía: Brandon Trost // Montaje: Brian Scott Olds // Música: Lorne Balfe // Duración: 85 minutos // Año: 2025 //
8 puntos
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Por Mex Faliero
Hay una línea de La pistola desnuda 2025 (me rehúso a llamarla por el título que le han puesto por estas tierras) -una metalínea podríamos decir- en la que Frank Drebin Jr. le habla al cuadro de su padre colgado en la comisaría, diciéndole que quiere seguir su camino, pero a la vez ser algo diferente. En una época del cine donde lo único posible son las secuelas, las remakes, las precuelas, los reboots, las recuelas y un largo etcétera de ejemplos que sintetizan la falta de creatividad de gran parte de la industria audiovisual, la película de Akiva Schaffer se anima a confesar en voz alta lo que ninguna otra: la idea de sentirse parte de una tradición, proponiendo ligeros cambios, aunque sin faltarle el respeto a la original. De eso se trata. Y La pistola desnuda 2025 se lo propone como un chiste meta, pero lo termina cumpliendo. Es una película que continúa el linaje del humor absurdo de sus predecesoras, con actualizaciones y un cariño que se demuestra con la efectividad con la que reproduce su operación. No es poco y es mucho en estos tiempos de escasez de comedias en el cine.
La pistola desnuda es una de las comedias más exitosas de todos los tiempos (si lo pensamos, no hay tantas sagas cómicas como las hay de otros géneros) y una representante de un tipo de humor que comandó el tono de la comedia cinematográfica entre los 70’s y los 90’s. Se puede creer que una catarata de chistes visuales, juegos verbales y guiños paródicos a los géneros cinematográficos es algo simple de hacer, pero sólo resta ver todas las ineficaces comedias en el estilo que le siguieron a La pistola desnuda (muchas de ellas protagonizadas por Leslie Nielsen, por cierto) y llegar hasta las mismísimas Scary movie (las últimas representantes más o menos confiables de esa tradición) para comprobar que no es para nada sencillo. Por eso que La pistola desnuda 2025 resulta un éxito descomunal desde lo artístico, no sólo porque es evidentemente una comedia graciosísima, sino porque además triunfa en cada una de las apuestas que realiza: la principal, poner a Liam Neeson a jugar en la línea del humor característico de los ZAZ (el trío integrado por los hermanos David y Jerry Zucker, y Jim Abrams, creadores de todo este dislate), con sus juegos de palabra y sus gags desaforados, pero además de delinear una autoparodia de ese hombre duro de armas tomar que ha construido en la última etapa de su carrera. Precisamente donde mejor funciona Neeson, antes que en el humor físico (Nielsen, inigualable), es en la relectura del policial y el noir, con un aprovechamiento notable de su voz en off. Y la película apuesta también por Pamela Anderson en el rol de una femme fatale que entiende perfectamente la cuerda humorística que tiene que tocar, y mucho más -me temo- que lo que lo entendía la legendaria Priscilla Presley (que tiene un cameo).
Schaffer, una de las patas de The Lonely Island con experiencia en el Saturday Night Live! y grandes comedias como Hot Rod o Chip y Dale: al rescate, tiene el pulso evidente para entender por dónde va la cosa, algo que no ocurrió por ejemplo con aquel regreso de El superagente 86 a cargo de Peter Seagal. La pistola desnuda 2025 tiene una estructura similar a las viejas películas, incluso mantiene esa relación tan fructífera con el policial, sumándole una capa de parodia del cine de acción que se introduce sin problemas precisamente gracias a la presencia de Neeson. Tiene, sí, otra velocidad, porque obviamente son otros tiempos, algo que tal vez no sea tan conveniente para el gag visual, pero sí para unas líneas de diálogos memorables que son dichas por Neeson, Anderson, Paul Walter Hauser, Danny Huston y varios más con la mejor cara de póker. Se extraña sí la inteligencia de los ZAZ para el encuadre virtuoso que revelaba un chiste en cada rincón del plano, pero a favor tenemos un acercamiento al humor pop lleno de guiños y referencias tan propio de The Lonely Island (hay un diálogo sobre Black Eyed Peas que es memorable) y una profundización en esa mirada sardónica a los policías justicieros que Neeson conoce de primera mano.
De manera intrínseca a La pistola desnuda 2025, hay otro tipo de discusión, que tiene que ver con cómo la comedia se reacomoda en estos tiempos donde es básicamente un género muerto en los cines. Y donde la lucha entre los sectores woke y los conservadores se disputa en ese territorio los límites de lo aceptable. Si La pistola desnuda 2025 es celebrada precisamente como un regreso a eso que los progresistas buscarían cancelar, la película se divierte proponiendo un villano muy Elon Musk que lo que quiere es regresar a la humanidad a un estadío de brutalidad representativa de los Frank Drebin del mundo. Y en ese proceso, lo interesante es que nunca escatima un chiste o sabe que el humor tiene diversos niveles de interpretación, una noción que parece haberse perdido entre tanta singularidad, sistematización y etiquetamiento de todo. La pistola desnuda 2025 puede hacer un chiste tan terrible como el de Drebin Jr. riéndose de cómo recuerda haber baleado sólo a un hombre blanco entre muchos negros, porque precisamente entiende y acepta esas capas del humor que hoy, sorprendentemente en estos tiempos enajenados, han desaparecido. Y puede contener este subtexto sin entorpecer el andamiaje de una película que se resiente en su último acto no porque caiga demasiado, sino porque su humor no logra mantener la efectividad de su primera y perfecta hora. Por todo esto es importante que a La pistola desnuda 2025 le vaya bien en los cines, porque si bien es una mochila demasiado grande para ponerse, puede ser la responsable de que tengamos la posibilidad de reírnos en el cine por última vez. Son tiempos oscuros y Frank Drebin volvió como una antorcha para alumbrarnos un poco… y prender fuego el edificio, claro.
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1 comentario en «¿Y dónde está el policía?»
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