
Por Patricio Beltrami
NdR: este artículo contiene spoilers.
Tras un inicio a reglamento, Ironheart se lanzó a la aventura en el segundo capítulo. Ante ello, la apuesta por un tono más lúdico y un mayor peso de la acción permitieron que el episodio fluyera a buen ritmo. Si bien el epílogo luce previsible y anticlimático, la experiencia resulta más redonda que el soso Take me home. Dirigido por Samantha Bailey y escrito por Malarie Howard, Will the real Natalie please stand up? arranca con Riri Williams (Dominique Thorne) desesperada por comprender por qué la inteligencia artificial del traje era la viva imagen de su fallecida amiga Natalie (Lyric Ross). Pasos de comedia mediante, la incómoda charla trascurre en clave humorística hasta que Riri logra encerrar a N.A.T.A.L.I.E. en su computadora y parte a reunirse con la banda de Parker Robbins / The Hood (Anthony Ramos). A través de un montaje dinámico narrado por el líder de los ladrones, se cuenta el pasado de los integrantes del grupo y se explica el próximo objetivo: esa noche sabotearán el lanzamiento de rutas subterráneas que, presuntamente, provocan perjuicios a sectores marginados de Chicago. A contrarreloj, Riri acepta la ayuda de N.A.T.A.L.I.E. para encontrar vendedores de tecnología en el mercado negro. El primer gran hallazgo de Will the real Natalie please stand up? y de Ironheart llega con la introducción de Joe McGillicuddy (Alden Ehrenreich). Si bien Riri debe chantajear a este hombre tibio y solitario, finalmente el eticista de la tecnología accede al pedido de la joven y la conduce hacia su guarida secreta. Justamente, lo mejor del capítulo ocurre en este encuentro, donde los extraños comparten motivaciones y secretos (aunque ocultan otros tantos) mientras debaten sobre tecnología, armas, ética y cantan You oughta know de Alanis Morissette en la ruta. Teniendo en cuenta los antecedentes del primer capítulo, este pasaje tiene la virtud de resolver de manera lúdica y divertida las tensiones entre dos extraños en una situación límite. Mientras Riri se reúne con la banda, N.A.T.A.L.I.E. escapa de la notebook hacia el proyector de Ronnie (Anji White), quien pasa la tarde charlando con ella, maravillada con la creación de su hija. Pero lo más relevante de Will the real Natalie please stand up? ocurre en el robo, donde toda la banda trabaja a la perfección para desbaratar el sistema de seguridad. Cerca de llegar al objetivo, Riri pierde su pendrive para completar el sabotaje cuando de golpe N.A.T.A.L.I.E. aparece en su traje. Improvisando contra el tiempo, la inteligencia artificial encuentra la forma de solucionar el problema para que los delincuentes puedan tomar el control de la obra. Pese a que los vuelos por los túneles están bien diseñados, todavía les falta vértigo y tensión a las secuencias de acción de Ironheart. Finalmente, el plan maestro se concreta con la emboscada de The Hood a Sheila Zarate (Zhaleh), quien se ve obligada a cederle parte de los derechos de la obra a los villanos. En el epílogo ocurren dos episodios que podrían representar grandes problemas para los dos grandes protagonistas de la miniserie. En primer lugar, N.A.T.A.L.I.E. se paraliza cuando un policía apunta con un arma Riri en armadura, por lo que se evidencia que la creación de la inteligencia artificial está contaminada con los traumas del pasado. Y mientras Robbins trata de esconder sus secretos, su cuerpo luce cada vez más afectado por la magia de su capa roja. Will the real Natalie please stand up? brinda una muestra de las posibilidades de la historia cuando la acción y la comedia se imponen al trauma. Justamente, se trata de una encrucijada que a Ms. Marvel le había costado mucho equilibrar. Asimismo, la incorporación del enigmático Joe McGillicuddy (nadie puede crear que ese nombre sea real) ha abierto una puerta hacia otro punto de conflicto para el relato. Con el paso de los capítulos se verá si se trata de una subtrama o si adquiere el suficiente peso para establecerse como un aspecto crucial de la serie. Igualmente, Ironheart sigue en deuda. Presa de su extrema prolijidad, aún la historia carece de la dosis de emoción que pueda dotar de un genuino atractivo a la propuesta.
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