
Título original: Another simple favor // Origen: EE.UU. // Dirección: Paul Feig // Guión: Jessica Sharzer, Laeta Kalogridis // Intérpretes: Anna Kendrick, Blake Lively, Andrew Rannells, Kelly McCormack, Alex Newell, Taylor Ortega, Michele Morrone, Henry Golding, Ian Ho, Lorenzo de Moor, Elena Sofia Ricci, Allison Janney, Elizabeth Perkins // Fotografía: John Schwartzman // Edición: Brent White // Música: Theodore Shapiro // Duración: 120 minutos // Año: 2025 // Plataforma: Prime Video
5 puntos
UN ESTIRAMIENTO DE SU PREDECESORA
Por Rodrigo Seijas
(@rodma28)
Un pequeño favor luce como una anomalía en la filmografía de Paul Feig. No solo porque es un thriller en la carrera de un realizador claramente identificado con la comedia, sino también por las superficies lujosas y elegantes que maneja, que la distinguen de otros films de Feig, como Damas en guerra y Chicas armadas y peligrosas, que recurren a un humor brutal, directo y hasta directamente escatológico. A eso hay que agregarle un tono sarcástico y cruel al que el realizador -más inclinado al patetismo- no suele recurrir, pero que en el relato despliega con gran fluidez.
Convengamos que Un pequeño favor funcionaba a medias, más que nada en su primera mitad, donde Stephanie (Anna Kendrick) entablaba un vínculo de amistad con Emily (Blake Lively), fascinada por el mundo refinado y casi irreal que esta construía a su alrededor. En ese tramo, donde el thriller asomaba sutilmente entre la comedia venenosa, estábamos ante una película casi adictiva, que luego caía bastante a medida que acumulaba giros y revelaciones de distinto calibre en su trama. Por eso se planteaba la duda sobre la necesidad de una nueva entrega para un universo de apariencias y mascaradas que ya había quedado al desnudo. La respuesta que da Otro pequeño favor consiste en hacerse cargo de que ciertas máscaras se cayeron, para así poder construir otras, aunque ese movimiento irónico y hasta auto-paródico se muestra algo perezoso.
El film arranca con Stephanie tratando, trabajosamente, de vender el libro que escribió sobre los acontecimientos de la primera parte. En una presentación, aparece de vuelta en su vida Emily, que no solo ha conseguido salir de prisión, sino que encima está por casarse con un millonario y guapo italiano. No solo eso: también le propone que sea su dama de honor y la lleva, casi a la rastra, a una paradisíaca locación italiana, donde tendrá lugar la boda. Si ya Stephanie tenía un montón de reservas y temores sobre las verdaderas intenciones de Emily, todo se complicará más cuando el entorno, compuesto por familias mafiosas enfrentadas, una futura suegra de cuidado y figuras del pasado de Emily, se va delineando como definitivamente hostil. Y todo el asunto se pondrá muy turbio cuando se empiecen a acumular los cadáveres.
Al igual que su predecesora, Otro pequeño favor tiene una primera mitad dominada por la comedia venenosa y una segunda por el thriller con ambiciones hitchcockianas. Nuevamente, la primera funciona que la segunda, pero ambas partes de la narración no pueden escapar a lo predecible, en un juego que, por más que lo intente, no sale de la repetición. Es como si Feig ya no tuviera cartas fuertes y solo le quedara mentir todo lo posible, aunque como espectadores nos podemos dar cuenta de que tiene poco y nada en su baraja. Posiblemente por eso es que el realizador hacia el final vuelva a un territorio que conoce, que es el de la amistad y las lealtades femeninas, recuperando algo de la sensibilidad -no exenta de sarcasmo- que lo caracteriza. Pero ese es apenas un gesto de último momento en una película que se siente algo desganada y definitivamente redundante, un estiramiento de algo previo que no tiene mucha razón de ser. Si Un pequeño favor tenía dosis de riesgo nada despreciables, Otro pequeño favor se muestra excesivamente cómoda consigo misma y sin la potencia necesaria para arriesgarse a entrar en nuevas superficies.
Si disfrutás los contenidos de Funcinema, nos gustaría tu colaboración con un Cafecito para sostener este espacio de periodismo independiente: