
Título original: Idem // Origen: Argentina / Francia // Dirección: Brenda Taubin // Guión: Brenda Taubin // Participan: Alejandro Martín Ines, Olivier Witasse, Carolina Kleng, Pablo De Giovanni, Brenda Taubin // Fotografía: Aylén López // Montaje: Karina Expósito // Música: Andrés López Feijóo // Duración: 76 minutos // Año: 2025 //
6 puntos
APOLO 13
Por Patricio Beltrami
Alejandro Martín Ines recibe un mail de la Agencia Espacial Europea. El organismo estaba a pocos de meses de lanzar una exploración hacia Júpiter y, como souvenir para los trabajadores del proyecto, le encargan la elaboración de 227 lunas en miniatura. Con la excusa de la fabricación de las pequeñas esferas a escala que representaran a Calisto, Europa, Ganímedes e Ío, este documental de Brenda Taubin aborda no sólo las vicisitudes de una misión imposible, sino que se sumerge en la vida del astrónomo aficionado para explorar los sueños, las frustraciones y cómo los inciertos caminos que se transitan a lo largo de la vida, con sus golpes y desilusiones a cuestas, de alguna manera conducen a esos imperfectos y merecidos finales felices.
Al igual que en esa luminosa experiencia titulada Telma, el cine y el soldado, Taubin encuentra una anécdota demasiado increíble para ser verdad y la transforma en otro atractivo relato cinematográfico. Más allá de la reconstrucción de algunos momentos clave, como la recepción del primer mail de la Agencia Espacial Europea, la odisea de Alejandro se construye paso a paso durante los meses de producción de las lunas. Si bien se trata de una tarea importante por sí misma, en el metraje también se construye al protagonista desde su aspectos personales, como la vida familiar, su trabajo vinculado a la educación para niños y un recorrido biográfico para ahondar en el Big Bang de sus sueños con el cosmos, las estrellas, los planetas y, lógicamente, las lunas. De esta manera, 227 lunas se constituye como un relato donde abunda la humanidad y la calidez, cuestión que representa un sello distintivo de la obra de Taubin.
Igualmente, este documental se aleja del rumbo transitado por Telma, el cine y el soldado a causa de lo imprevisible de la misma historia. En esta oportunidad, la tarea asignada no sólo encuentra dificultades vinculadas con el tiempo límite y el tamaño de la producción, sino que durante este proceso el protagonista también debe afrontar una serie de problemas de salud. Ante ello, la misión queda de lado y el documental transita por caminos inesperados, tomando un tono más dramático. Quizás por esta lógica decisión el documental pierde ritmo y se vuelve decididamente introspectivo. Asimismo, las secuencias de corte, una representación teatral que homenajeaba a Viaje a la luna de Georges Méliès, tampoco terminan de amalgamarse a la narrativa. Sin embargo, la película encuentra la manera de resignificar la historia sobre la marcha. Lejos de adelantar cómo cierra este relato, Alejandro alcanza un final feliz aunque lejos de lo que había soñado. Al igual que esos tres astronautas de Apolo 13, este hombre aficionado por la astronomía, fabricante de lunas en miniatura, demuestra que, a pesar de las adversidades y las desilusiones, el límite de los sueños está mucho más allá del cielo.
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