
Título original: Keyke mahboobe man // Origen: Irán / Francia / Suecia / Alemania // Dirección: Maryam Moghadam, Behtash Sanaeeha // Guión: Maryam Moghadam, Behtash Sanaeeha // Intérpretes: Lili Farhadpour, Esmaeel Mehrabi, Mansoore Ilkhani, Soraya Orang, Homa Mottahedin // Fotografía: Mohamad Hadadi // Montaje: Ata Mehrad, Behtash Sanaeeha // Música: Dounia Chaouih // Duración: 97 minutos // Año: 2024 //
7 puntos
EL LABERINTO DE LA SOLEDAD
Por Guillermo Colantonio
Una mujer despierta. Vive sola en Teherán, tiene setenta años y es viuda. A veces se reúne con sus amigas y otras, habla por teléfono con su hija, que se ha ido al extranjero. Pero la mayor parte del tiempo padece la soledad. Hay un orden cotidiano trazado con pequeños actos y otro orden de carácter político que se impregna en la existencia de los personajes e inevitablemente se vincula con las restricciones que imperan en un país como Irán. No hace falta enunciarlo para darse cuenta de cómo opera en el ámbito de lo privado. Siempre se percibe la amenaza latente a partir de indicios contextuales. La policía moral controla y detiene; las mujeres replican en sus conversaciones legados y mandatos; las más jóvenes intentan rebelarse. Son todos momentos que, dosificados estratégicamente, pintan la temible aldea.
Mientras tanto, Mahin, la enfermera jubilada, busca un amor. Se dirige a un restaurant un mediodía y conecta con un taxista, un trabajador que acepta, no sin cierta perplejidad, la propuesta de llevar a esta mujer a su casa. La puesta en escena es sobria y se acota a la necesidad y a la sencillez de los personajes, tranquilos, al borde de la timidez. En la química de la pareja, en sus agradables conversaciones, se halla el tono de la película: hay un tiempo para charlar, para comer, para disfrutar de un hermoso jardín en la noche, con un vino de por medio y algunas canciones que remiten a una época feliz. Y si bien ambos parecen arrastrar la existencia con sus pasos, producto de una vida difícil y estancada, el cansancio parece alegre.
No obstante, ese ritual que se conjuga en el hogar de Mahin no está exento del peligro que siempre acecha afuera. Primero, una vecina golpea la puerta porque cree haber escuchado a un hombre; luego, Faramarz cometerá un error. De la comedia amable pasamos al drama, porque vivir en Teherán es un drama. Ahora, el cuidado y la dedicación de Mahin ya no será con la comida y con la preparación de un pastel para dos, sino con lo que demanda la nueva situación. La fatalidad está incrustada en su vida a pesar de los intentos que hace para ser feliz.
Siempre se puede dudar sobre el enfoque acerca de un país, sobre todo cuando proviene de miradas europeas o norteamericanas, no obstante, no se debe eludir que tanto Behtash Sanaeeha como Maryam Moqadam, sus realizadores, fueron perseguidos y acusados de atentar contra la moral y las buenas costumbres, con lo cual se complicó absolutamente la distribución y la exhibición de la película, además de generar un petitorio en su defensa por parte de la comunidad cinematográfica mundial durante el Festival de Berlín de 2024. Más allá del ruido y de la gravedad del caso, la película se sostiene con honestidad y sin fórmulas compradas.
Si disfrutás los contenidos de Funcinema, nos gustaría tu colaboración con un Cafecito para sostener este espacio de periodismo independiente: