
Título original: Dane-ye anjir-e ma’abed // Origen: Francia / Alemania // Dirección: Mohammad Rasoulof // Guión: Mohammad Rasoulof // Intérpretes: Soheila Golestani, Missagh Zareh, Setareh Maleki, Mahsa Rostami, Niousha Akhshi, Reza Akhlaghirad, Shiva Ordooie, Amineh Mazrouie Arani, Mohammad Kamal Alavi, Parisa Mohyedini, Barat Azimi // Fotografía: Pooyan Aghababaei // Montaje: Andrew Bird // Música: Karzan Mahmood // Duración: 167 minutos // Año: 2024 //
5 puntos
CINE DE DENUNCIA A LA IRANÍ
Por Esteban Simoes
La última película del realizador iraní Mohammad Rasoulof se estrena en Argentina luego de su paso por el último Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. No exenta de polémicas, pone en cuestión una de las tensiones inherentes al arte que nos compete: la relación tirante que existe entre la denuncia política y la excelencia cinematográfica.
Ambientada en el trascurso de las protestas del 2022 por la muerte de la joven Masha Amini, a manos de la Policía de la Moral por no usar correctamente el hijab, y filmada clandestinamente en Irán, la película está atravesada por la controversia. El director, de hecho, se tuvo que exiliar en Alemania luego de la finalización de la misma, dado que fue condenado a ocho años de cárcel, presuntamente en una causa armada.
Este contexto es inseparable de la película, como decíamos, y hace que se vuelva difícil juzgarla puramente como un objeto cinematográfico, dado que es mucho más que eso, por más que el resultado final esté lejos de ser perfecto, o apenas competente. Con una duración de casi tres horas y una narración muy pausada, que por momentos se vuelve casi televisiva (algo que dadas las circunstancias del rodaje se entiende, casi todo transcurre en la casa de la familia protagonista), La semilla del fruto sagrado podrá ser muy valiente en sus intenciones, pero falla como thriller político.
La historia de un padre de familia que es ascendido a investigador en su trabajo judicial en el Tribunal Revolucionario de Teherán y las tiranteces que esto va a desencadenar en su esposa y sus dos hijas, en el medio de las protestas antedichas, no logra construir una narración fluida. El guión falla por todos lados, desde la decisión de utilizar reels de Instagram reales que dan verosimilitud, pero interrumpen constantemente lo que se está contando, hasta subtramas que son abandonadas y quedan como cabos sueltos de una historia corajuda pero muy imperfecta. Los personajes son planos, tienen poco desarrollo para la duración de la película y, siendo sincero, al final termina convirtiéndose en una metáfora bastante pobre de la situación del país antedicho, casi tanto como el título, explicado en los créditos iniciales.
En definitiva, estamos ante una película interesante que se entiende bien a pesar de la distancia geográfica y cultural, pero que no logra ser más que una denuncia bastante tosca y poco lograda, más allá de la justicia de su causa o de la importancia de la misma.
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