
Título original: La chimera // Origen: Italia / Francia / Suiza / Turquía // Dirección: Alice Rohrwacher // Guión: Alice Rohrwacher, Carmela Covino, Marco Pettenello // Intérpretes: Josh O’Connor, Carol Duarte, Vincenzo Nemolato, Isabella Rossellini, Alba Rohrwacher, Lou Roy-Lecollinet, Giuliano Mantovani, Gian Piero Capretto, Melchiorre Pala, Ramona Fiorini // Fotografía: Hélène Louvart // Montaje: Nelly Quettier // Diseño de producción: Emita Frigato // Duración: 130 minutos // Año: 2023 //
8 puntos
UNA INQUIETANTE AVENTURA EN LA ITALIA DE LOS 80’
Por Emiliano Attadia
Según la Real Academia Española, y entre una de sus acepciones, aparece quimera como “aquello que se propone a la imaginación como posible o verdadero, no siéndolo”. Una ilusión, una fantasía, algo que creemos que sucedió. ¿Cuántas veces despertamos de un sueño con la plena seguridad de que son escenas realmente vividas? El recuerdo difuso y las imágenes borrosas en nuestras mentes es un elemento constante de la cotidianidad. Al final y al cabo, no es algo puntualmente malo si no daña al otro o la psiquis propia de uno. En este viaje incierto, para el espectador y para el protagonista de la obra, nos encontramos a Arthur (Josh O’Connor, que se consagró en Desafiantes de Luca Guadagnino y personificó al príncipe Carlos en The crown), un arqueólogo (o eso suponemos) inglés que al principio del film lo vemos despertar en el medio de un viaje en tren, luego de que es liberado de prisión por un misterioso personaje llamado Spartaco. Al regresar al pueblo donde habita, en la región de Toscana, se abren tres líneas argumentales que van a ir corriendo en paralelo a lo largo de los 130 minutos que dura el largometraje.
Por un lado, escenas casi sin diálogos recordando a Beniamina (Yile Yara Vianello), la ex pareja de Arthur que por una extraña razón desapareció y no la vemos en el presente. En sintonía con lo familiar, el protagonista ocasionalmente visita a Flora (la legendaria Isabella Rossellini), un pariente de su amada en una gran casona y es tutora de Italia (la brasileña Carol Duarte) que vive con dos hijos, sin saberlo la dueña de la casa, y que a la larga aparece el romance con el inglés. La tercera parte de la trama es lo relacionado con lo laboral y la amistad; es cuando se revela que Arthur tiene un supuesto poder donde detecta tumbas arqueológicas y con su grupo tombaroli (como se conoce a aquellos que realizan estas profesión) van de lugar en lugar, de pueblo en pueblo, profanando tumbas para vender estas piezas antiguas en el mercado negro. Claro está, que este grupo de personas, que varían en edad y género, son representados como estrambóticos, vagos, alcohólicos y sobre todo el eje de la irregular vida que lleva el protagonista.
Con todos estos temas puestos sobre la mesa, convergen varios géneros en una misma película. La tensión romántica que recuerda constantemente Arthur y los vaivenes con el personaje de Italia; la comedia de enredos que se verifica con este grupo anómalo que roban objetos o en diálogos con personajes ocasionales; como así como también la fantasía, expuesta en la confusión entre sueños-realidad que tiene el protagonista hasta la creencia de supuestas maldiciones que puede aparecer por la profanación de tumbas, sobre todo en un país (Italia) muy ligado a las creencias religiosas y el respeto por los muertos. Claro está, que La quimera propone una aventura por lo desconocido, por meterse en lugares prohibidos y por vivir una vida fuera de lo convencional, pero también es un viaje circular por la vida y la muerte, y por sus posibles regresos. Además, aparecen algunos elementos que la asemeja a una película de Federico Fellini posterior al neorrealismo italiano (más allá que actúa la hija de Roberto Rossellini) como lo carnavalesco, las mañas para salir de la pobreza, alguien que no encaja en el lugar (Arthur) y una ciudad pasada por arriba por la época en búsqueda de su reconstrucción. Más allá de esto, La quimera llega muy tarde a las (muy pocas) salas de nuestro país, teniendo en cuenta que se estrenó en Cannes y el festival de Mar del Plata en 2023.
Si disfrutás los contenidos de Funcinema, nos gustaría tu colaboración con un Cafecito para sostener este espacio de periodismo independiente: