
Título original: Kraven the hunter
Origen: EE.UU.
Dirección: J.C. Chandor
Guión: Matt Holloway, Art Marcum, Richard Wenk
Intérpretes: Aaron Taylor-Johnson, Ariana DeBose, Fred Hechinger, Alessandro Nivola, Christopher Abbott, Russell Crowe, Yuri Kolokolnikov, Levi Miller, Billy Barratt, Diaana Babnicova, Murat Seven
Fotografía: Ben Davis
Montaje: Milos Djakovic, Chris Lebenzon, Zach Vandlik
Música: Evgueni Galperine, Sacha Galperine, Benjamin Wallfisch
Duración: 126 minutos
Año: 2024
4 puntos
LA CACERÍA
Por Patricio Beltrami
El Universo Marvel de Sony llegó momentáneamente a su final con el estreno de Kraven el cazador. En otra apuesta protagonizada por un histórico enemigo de Spider-Man, se apeló a la acción y a la brutalidad para darle vitalidad y atractivo a la historia. Sin embargo, una vez más Sony ha confundido gordura con hinchazón. Aquello que se vendía como sangriento se muestra a cuentagotas y con un poco de pudor. Lo salvaje está reducido al vínculo evidente con la naturaleza y algunas especies que representan la ferocidad del mundo animal. Y lo lúdico está postergado a las cargas, los traumas, los errores y los conflictos éticos y morales en un mundo cruel. En fin, de esto se trata la cacería con consciencia social de Kraven.
La película inicia con una breve misión de Sergei Kravinoff / Kraven el cazador (Aaron Taylor-Johnson), quien se infiltra en una cárcel de máxima seguridad en la nevada Siberia para asesinar a un jefe de la mafia. Tras demostrar sus habilidades sobrehumanas y su vínculo con los animales, el protagonista regresa a su hogar dando paso a un muy extenso flashback para contar cómo había adquirido sus poderes. En ese momento se introducen ciertos personajes y conflictos que serán relevantes en el presente, ya que esa primera misión en Siberia desata una cacería sobre el cazador. A fin de proteger su anonimato y a su hermano Dmitri (Fred Hechinger), Kraven deberá enfrentarse a una serie de peligrosos enemigos para descubrir quién le puso precio a su cabeza.
Kraven el cazador repite uno de los grandes problemas que han replicado casi todas las películas del Universo Sony de Marvel: se toma demasiado en serio a sí misma. En dos horas de metraje casi no hay tiempo para la aventura. El relato está tan cargado de traumas personales, misiones trascendentales y cuentas pendientes por conflictos irreconciliables que casi no hay momentos genuinos de humanidad y entretenimiento. Se entiende que Nikolai Kravinoff (Russell Crowe) sea la representación de la maldad, algo con lo que Crowe juega y exacerba a partir de su carisma y oficio, pero en el resto de los protagonistas se manifiesta un desfile de cinismo y miserias con los que es imposible empatizar. Asimismo, las motivaciones de los héroes son tan planas y superficiales que aburren, así como tampoco hay sutileza en subrayar el mensaje ambientalista de la historia.
En tanto, la fortaleza de la película radica en su apuesta por la acción para resolver conflictos. En ese sentido, no existe posibilidad de mediación entre ambos bandos y, además, se sincera en que la justicia y sus mecanismos no son una opción en un mundo salvaje donde impera la ley de la selva. Si bien hay algunas secuencias de caza y combate logradas, Kraven el cazador falla en todas sus resoluciones, que oscilan entre lo previsible, lo abrupto y lo vergonzoso (hay una escena de alucinación con arañas que es lamentable). De hecho, así ocurre en los enfrentamientos que Kraven mantiene con Rhino (Alessandro Nivola) y El Extranjero (Christopher Abbott). Si bien se busca que la apuesta por lo místico sea un elemento de peso, finalmente la presencia de Calypso (Ariana DeBose) termina siendo un instrumento necesario del guión para movilizar la historia en determinados momentos clave. Por último, al igual que este universo cinematográfico, Kraven el cazador estira su cierre con una serie de giros previsibles y/o insustanciales. Todo para reforzar que Kraven es y siempre ha sido un villano. Todo para repudiar la violencia de la cacería desatada. Todo para reforzar la idea de que ha seguido el siniestro camino de su padre, aunque sin una pizca del encanto de Crowe.
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