Por Patricio Beltrami
NdR: este artículo contiene spoilers.
El Pingüino terminó con un último capítulo abrumador en lo dramático y correcto en lo narrativo. Si bien clausuró una interesante exploración del mundo criminal, el episodio alternó entre resoluciones inteligentes y golpes bajos innecesarios para cimentar el camino de Oz (Colin Farrell) como capo mafia de Gótica. Escrito por Lauren LeFranc (showrunner) y dirigido por Jennifer Getzinger, A great or little thing inicia con otro flashback. Bajo la terapia de Julian Rush (Theo Rossi), Francis (Deirdre O’Connell) recuerda sus días de duelo tras la muerte de sus hijos. A veces O’Connell, a veces Emily Meade, se revela que sabía que Oz (Ryder Allen) había provocado la muerte de sus hermanos y que, además, había pactado con Rex Calabrese (Louis Cancelmi) para que matara al niño. En el presente, Sofia (Cristin Milioti) tortura a Francis para que admita este secreto ante su hijo. Tras haber sido liberada, Francis camina hacia la puerta hasta que ve a sus hijos Benny (Nico Tirozzi) y Jack (Owen Asztalos) y se desmaya. Sin importarle esta traición, Oz logra desatarse, elimina a un matón y escapa del lugar con la ayuda de Vic (Rhenzy Feliz). Si bien la miniserie se plantea como una historia de mafias, influenciada por El padrino o Los Soprano, el verosímil es flexible en universos de superhéroes. Por ello, ciertas resoluciones sacadas de la galera forman parte del pacto con el espectador. A continuación, A great or little thing despliega su fase de intrigas. Por un lado, Sofía reúne a los mafiosos para entregarles el control del bajomundo criminal a cambio de El Pingüino. Sin recursos, Oz acude al concejal Sebastian Hady (Rhys Coiro) para ofrecerle un trato: la cabeza de Sofía a cambio del apoyo de Crown Point. Pero la mafia china lo embosca en el ayuntamiento, mientras que, en un rapto de literalidad, Sofía incendia la mansión Falcone y parte hacia el exilio. El último enfrentamiento ocurre en el aeropuerto de Gótica, donde ella planea ejecutar su ansiada venganza, pero cae en la trampa del traidor. A merced de El Pingüino, su antiguo chofer la lleva a un descampado. Resignada a ser ejecutada por la espalda, Sofía halla la paz interior esperando el impacto hasta que, tras una extensa espera, varios patrulleros llegan al lugar y la arrestan por el asesinato de Sal Maroni (Clancy Brown). A great or little thing cierra con una tragedia anunciada: Francis quedó en estado vegetativo a causa de una embolia, despertando un show de gritos y llantos por parte de su hijo. En el epílogo, Sofia otra vez está detenida en el psiquiátrico Arkham al cuidado de Rush, quien le entrega una carta de su hermanastra Selina Kyle (Zoë Kravitz), un acto descarado de fanservice. En tanto, Oz le agradece a Vic por su lealtad a lo largo de esta odisea, pero el joven comete el pecado de admitir que lo siente como parte de su familia. Ante ello, Oz lo ahorca bajo la vaga justificación de que no podría encarar su nueva vida criminal si mantenía esa clase de afectos. Al igual en el primer capítulo, El Pingüino toma la identificación de Vic, la arroja al lago y abandona el cadáver. A great or little thing cierra con Oz cumpliendo la promesa: vive en lo más alto de Gótica con su madre, aunque esté postrada con vistas a la ciudad mientras él baila con Eve (Carmen Ejogo) personificada como Francis. Cuando la cámara se aleja para exhibir la opulencia del triunfo, la batiseñal (otro fanservice, pero justificado para el universo) ilumina el oscuro cielo de Ciudad Gótica. Algo alejada de sus mejores pasajes, El Pingüino cierra con balance positivo. Este spinoff de The Batman adquirió vida propia para establecer un relato interesante de las mafias que operan en Gótica, incluso bajo el radar de su máximo protector. Justamente, la lucha entre Oz y Sofia, la guerra entre Falcone y Maroni por el poder de la ciudad, resultó el aspecto más logrado del relato. En ese orden, sobresalieron las actuaciones de Farrell y Milioti, quienes determinaron los tonos de la historia con personajes que, a prueba y error, se impusieron a fuerza de carisma y perseverancia. Quedan en el debe esa subtrama familiar que nunca terminó de funcionar, ya que no ha logrado conmover ni en los momentos más lacrimógenos de los últimos capítulos, y Vic, a quien presentaron como descartable y nunca pudo adquirir vuelo propio, quedando relegado bajo el ala de El Pingüino.
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