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Coppola, el representante – Miniserie

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Para ser honesto, ni el universo Maradona ni el personaje Coppola son muy de mi agrado. No me interesa esa celebración de la piolada argenta tan representativa de lo maradoniano, ni tengo particular fascinación por la noche y su mitología representativa en Coppola. Sin embargo, la presencia de Ariel Winograd como showrunner hizo que me acercara a esta miniserie que terminó siendo una muy agradable sorpresa. Winograd es, en nuestro cine, uno de los pocos capaces de hacer una comedia graciosa, de entender cómo se filma un chiste y cómo se construye una situación cómica. Pero nunca como aquí había llevado ese grado de conocimiento a un nivel de complejidad narrativa y discursiva tan arriesgado, si pensamos que el ex representante de Diego Maradona, Guillermo Coppola, es una de las personalidades más conocidas de nuestra cultura popular contemporánea y que presentarse como una biografía puede llevar a enojos si la precisión historicista no es lo que a uno le importa. Porque, precisamente, Coppola, el representante es una biografía de la misma manera que Atrápame si puedes lo es: los protagonistas son tan ambiguos, resbaladizos e inasibles, que una biografía no puede ser más que la recreación de una sumatoria de anécdotas que tenemos que dar por ciertas. La anécdota de Ferrari, que primero vemos (ya una recreación en sí misma) y que luego escuchamos un par de veces, siempre con adornos y exageraciones coppolianas, es una muestra de las intenciones de esta miniserie. La miniserie toma al personaje, lo lee a través de su dudoso anecdotario y construye un universo reglado por las normas de un tipo especializado en contar cuentos más grandes que la vida misma y en hacer de su propia vida un territorio del que es imposible descubrir qué es verdad y qué invención. Winograd toma algunas decisiones notables: dejar en off a Maradona -incluso siendo una presencia ineludible en los seis episodios- es mantener la centralidad en Coppola, entender la biología del vínculo y la forma que impacta en el protagonista cada una de las decisiones que tomaba el ex futbolista. Otra gran decisión es la cronología esquiva, cada capítulo avanza gran cantidad de años, recurriendo a elipsis pronunciadas, y convirtiéndose en un relato auto-conclusivo. Cada episodio podría ser una película en sí misma, pero así, todo junto, es la síntesis de una relación de afecto y sinceridad, que se rompe cuando uno de los dos ya es imposible de ver el daño que le genera al otro. Pero Winograd hace explícita la ausencia de verosímil cuando en un capítulo lo pone a Coppola a explicar el sentido y la finalidad de la ficción. Con una gran actuación de Juan Minujín, una multiplicidad de guiños al cine y la televisión de los 80’s y 90’s y una irónica utilización de la banda sonora, Coppola, el representante es un producto que podría haber hecho la fácil, pero asume muchos riesgos, acierta en la mayoría de las decisiones que toma y -último, pero no menos importante- es divertidísima.

NdR: Los seis episodios de Coppola, el representante están disponibles en Star+.


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