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Tres extraños

Título original: Idem
Origen: Argentina
Dirección: Ezequiel Rossi
Guión: Ezequiel Rossi, Fernando Navarrete
Intérpretes: Pablo Rodríguez Albi, Sol Gaschetto, Fernando Navarrete
Fotografía: Yeye Vega
Montaje: Marina Etcheto
Duración: 73 minutos
Año: 2023


4 puntos


APUESTAS A MITAD DE CAMINO

Por Emiliano Attadia

(@emilianoattadia)

El diálogo necesario y de retroalimentación entre el teatro y el cine se remonta a los inicios de este último arte. Más allá de la estructura clásica de tres actos, la utilización de guiones pensados para llevarse a cabo en un escenario convencional fue un combustible esencial para ciertos largometrajes. En su última etapa, William Friedkin, fallecido el año pasado, tomó obras teatrales y las adaptó a largometrajes, tal es el caso de la excelente y poco revisitada Killer Joe (2011). En una misma lógica, el pulso de directores como Alfred Hitchcock para filmar en un gran falso plano secuencia La soga (1948) y que la misma genere tensión, equivalente a sensaciones que pueden transmitir el tiempo real, necesita de una dirección y un montaje preciso.

En un intento de generar ese vértigo del minuto a minuto, del ya comentado falso plano secuencia y la esencia misma del teatro, es donde falla Tres extraños. Claro está que ante los pocos recursos (tiempo y dinero) que cuentan producciones locales y apuesta de óperas primas, realizar este tipo de obras puede ayudar a sortear las barreras comentadas. El problema de la película, sobre todo en el primer y segundo acto, es la arbitraria decisión de dejar estática la cámara y la utilización del fuera de campo en algunos diálogos de los personajes para mostrar la reacción del receptor, difícil de entender en esta lógica narrativa.

De todos modos, el punto más alto es donde se centra la historia: Mathias (Pablo Rodríguez Albi) y Camille (Sol Gaschetto) son una pareja que al parecer tienen problemas para gozar en plenitud sus encuentros sexuales. En ese instante de poco entendimiento corporal, un viernes a la madrugada, aparece el jefe de Mathias, el abogado Nicolás (Fernando Navarrete), con una propuesta ilegal laboral a cambio de una cuantiosa suma de dinero. A partir de ese momento, la trama oscila entre la oferta, un claro McGuffin, y los distintos problemas de la pareja (sexual, monetarios, de comunicación). A lo largo de los 73 minutos se van a ir revelando situaciones en este ocasional triángulo, con una tensión sexual que sobrevuela el departamento (la única locación de la película), para derivar en un cierre correcto de esta historia. En resumen, está clara la casi solidez del guión, donde el círculo que da el largometraje está bien marcado y los elementos utilizados como accesorios (una botella de whisky, por ejemplo) toman un rol esencial en los últimos minutos. Con una historia que se hubiese cocinado más lento, con menos diálogos, poca música incidental (otro punto de conexión con el teatro) y más espacios de silencio (como la muy buena escena de baile de los tres juntos) tendría un resultado más satisfactorio. De todos modos, el erotismo que muestra el film, junto a historias más cercanas a lo cotidiano argento (un estudio de abogados que tiene sus principales ingresos siendo caranchos) despiertan esperanzas en próximos proyectos del director y equipo a cargo.


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