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Sisu

Título original: Ídem
Origen: Finlandia / Reino Unido / EE.UU. 
Dirección: Jalmari Helander
Guión: Jalmari Helander
Intérpretes: Jorma Tommila, Aksel Hennie, Jack Doolan, Mimosa Willamo, Onni Tommila, Tatu Sinisalo, Vincent Willestrand, Arttu Kapulainen
Fotografía: Kjell Lagerroos
Montaje: Juho Virolainen
Música: Juri Seppä, Tuomas Wäinölä
Duración: 91 minutos
Año: 2022
Plataforma: HBO Max


6 puntos


ENTRE LOGROS Y CUENTAS PENDIENTES

Por Rodrigo Seijas

(@rodma28)

Con apenas tres films, el finlandés Jalmari Helander ya ha dejado muy claro su amor por el cine de género: si uno vio tanto Rare Exports como La gran aventura (cuyo título original es Big game), y ahora Sisu (disponible en HBO Max), se puede notar sin mucho esfuerzo su vocación por narrar pequeñas historias, que por lo general eluden la bajada de línea y buscan entretener sin muchas vueltas. Encima, esa simplicidad lleva a que ninguna de sus películas supere la hora y media de duración, lo cual, en estos tiempos de gigantismo compulsivo, se agradece. Sin embargo, Helander todavía no consigue que esos pequeños relatos sean algo más que un rejunte de ideas estéticas y argumentales.

Este defecto, ese tono forzado y hasta subrayado para congeniar distintas tradiciones genéricas, vuelve a ser notorio en Sisu, que sin embargo es, posiblemente, su film más logrado, en particular desde la puesta en escena. Es decir, lo que se ve a lo largo de la carrera de Helander es un progresivo aprendizaje, pero que todavía está incompleto, por lo que sus logros son aislados y sus películas no llegan a ser un todo consistente. Es como si no terminara de entender que la simplicidad es un vehículo para la complejidad, de que el disfrute nace también de poder algo, aunque sea mínimamente original, que no se trata de sumar lugares comunes ya conocidos

Sí se debe admitir que, otra vez, Helander demuestra inventiva para crear conceptos atractivos o por lo menos intrigantes. Acá se adentra en el género bélico, con un relato a finales de la Segunda Guerra Mundial, en el desierto de Laponia. Allí hay un veterano soldado (Jorma Tommila) que ha decidido retirarse y que descubre una gran cantidad de oro, el cual extrae y carga en su caballo. Pero, cuando emprende el camino rumbo a la ciudad, se topa con un grupo de soldados nazis que intentarán hacer todo lo posible para quedarse con su botín. Ese será el inicio de una cacería despiadada, que progresivamente se convertirá en una cacería invertida, un “cazador cazado”, porque ese veterano es una especie de máquina de matar, alguien que nunca se rinde y sigue adelante, en base a astucia, persistencia y hasta un poco de suerte.

Aunque la estructura bélica es el punto de partida, Helander también toma elementos más característicos del spaguetti western, como la utilización del desierto con objetivos tanto estéticos como narrativos y la presentación de un protagonista casi impenetrable en sus modos, que solo se expresa mediante un par de gestos y su fisicidad. A eso le agrega lazos con el cine de acción, con un héroe frágil y tenaz a la vez, que cumple con su rol no por deseo, sino porque las circunstancias lo llevan a eso, igual que el John McClane de Duro de matar (que, por cierto, también era, a su modo, un western, pero más al estilo norteamericano). Desde ahí, la película, sin innovar, mantiene su tensión y adapta esquemas ya vistos a un espacio-tiempo específico. Sin embargo, no hay mucho más allá de esa confluencia de superficies genéricas, en la que cada enfrentamiento y matanza se ven venir a la distancia, hasta convertir al film en un mecanismo un tanto previsible.

Quizás el propio Helander se da cuenta de que todo es muy mecánico y por eso es que los últimos minutos intentan fusionar lo sangriento con lo épico, lo cual solo consigue a medias. Ahí, la película parece referenciarse con Bastardos sin gloria, aunque Helander está lejos de la inteligencia y habilidad formal de Quentin Tarantino para reescribir la Historia y sacudir las certezas del espectador. Por eso es que Sisu cae sobre el final en algunas declamaciones innecesarias -en particular sobre la violencia sufrida por las mujeres- y no pasa de ser un ejercicio apenas correcto.


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