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La caída de la casa Usher – Miniserie

Por Virginia Ceratto

(@funcinemamdq)

Otra producción de Mike Flanagan que, para amantes del género neogótico o de misterio, y para quienes quieran reflexionar acerca de la industria farmacéutica y los negociados, del consumo y la vista gorda, hay que ver, con un plus: dan ganas de releer o leer, para quien aún no han tenido ese privilegio, a Edgar Allan Poe. Ya conocido por otros envíos de maldiciones, Flanagan transpola el cuento emblemático de Poe como leitmotiv y reversiona en cada capítulo muchos de los cuentos del escritor, y su única novela, aliando sus temas fundamentales y en orden: la muerte, la pasión (lo que no se puede evitar), el amor, la maldición de la estirpe, trayéndolos al 2023 con el consumo, un mal, ya que está presente el mal, que aquejó al escritor desde su infancia, con esos chupetes embebidos en alcohol con que su madre lo narcotizaba cuando actuaba en tinglados como moribunda (Ofelia, Julieta…) -lean también el cuento que le dedica Angela Carter- hasta su caída en acantilado a pique, a pesar de los esfuerzos de su benefactor cuando su mujer, Virginia Eliza Clemm, muere, demasiado joven. Excelentes locaciones, desde la actualidad hasta el flashback, interesantes reinterpretaciones de la matriz de los cuentos e insisto, sobre todo, en la no por obvia menos efectiva y comprometida crítica al consumo problemático, a las adicciones, que no hubiera hecho falta, dada la profundidad de Poe, pero que, ya que si está, es porque invita a pensar, sobre todo para nosotros, habitantes de un país en que la complicidad de la política con la nefasta ley de Salud Mental ha dejado y sigue dejando tantos muertos y mutilados, entre consumidores y sus familias, en el camino. Como en la serie, todos saben, sabemos. Como en la serie, siempre hay cómplices que limpian escenas y desaparecen datos y estadísticas. Ojalá operara como un anuncio de la caída de esta Ley de Salud Mental. La Ley y sus cómplices. Acá, Usher es el Poder que está matando a nuestros hijos, amigos, familiares. Ojalá se caiga. Ojalá Annabel Lee tenga un bello poema en el que esté viva y pueda habitar no desde una tumba, sino desde la playa, frente al mar.


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