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Saltos que perduran

Por Cristian Ariel Mangini

(@Masterzio84)

«Sonic Superstars».

Entre el aluvión de lanzamientos que forman parte del Summer Game Fest, una de las vitrinas donde pueden verse algunos de los juegos más espectaculares que se verán en los próximos meses, llamó la atención la presencia de un título de Sega que apela a cierta nostalgia sobre el personaje. Estamos hablando por supuesto del famoso puercoespín azul y lo que sorprende no es un juego semejante al ambicioso plataforma de mundo abierto Sonic Frontiers (2022, multiplataforma), sino más cercano a las últimas entregas basadas en el modelo clásico 2D en lugar de 3D como el reconocido Sonic Mania o el más irregular Sonic Origins. Estamos hablando del Sonic Superstars.

Lo de los plataformas 2D es interesante en particular porque nunca tuvo un ocaso, a diferencia de otros géneros que viraron a las tres dimensiones (3D) de las nuevas tecnologías que surgieron a mediados de los ‘90 y jamás volvieron a la interfaz 2D. Cuando en Nintendo 64 comenzaban a aparecer plataformas 3D de excelente calidad como Súper Mario 64 (1996) o Donkey Kong 64 (1999) y la tendencia parecía mantenerse en otros sistemas como Playstation 1 y 2 o Dreamcast, los plataformas 2D se las ingeniaron para perdurar en sistemas portátiles como el Game Boy Advance, revitalizando el subgénero y ofreciendo títulos remasterizados o adaptados como el Rayman Advance (2001). Pero el asunto no quedo ahí: Cuando las grandes productoras dieron la espalda a los plataformas 2D para los nuevos sistemas, focalizándose en las tres dimensiones y las posibilidades de su interfaz, varios estudios independientes tomaron nota y, basados en la nostalgia, reformularon a los clásicos y entregaron títulos que rebosaban de originalidad e ingenio.

«Braid».

El foco empezó en pequeñas productoras como Pixel con el reconocido Cave Story (2004) que fue desarrollado por una sola persona. La fórmula clásica del 2D, que apelaba a la generación de los 8 bits, fue tan atractiva que influyó en la aparición de nuevas alternativas exitosas como La-Mulana (GR3 Project) o el desafiante I wanna be the guy (otro juego desarrollado por una sola persona, en este caso Kayin). El vigor que se le dio a este subgénero se multiplicó con propuestas cada vez más audaces tanto desde la jugabilidad como desde lo narrativo. Prueba de ello son Braid (2008, Number None), Meat Boy (2008, Team Meat) o Spelunky (2008, Mossmouth). Lejos de quedar relegados a un sector nostálgico los juegos fueron lanzados en múltiples consolas de nuevas generaciones al contar con cada vez más seguidores. El pulido de esta propuesta se encuentra en juegos tan actuales como Ori and the Blind Forest (2015, Moon Studios), Hollow Knight (2017, Team Cherry) o Celeste (2018, Maddy Makes Games), haciendo títulos memorables que se codean con cualquier joya que pueda verse en las tres dimensiones.

Es en este contexto que nos llega Sonic Superstars, un juego que a diferencia de otros títulos recientes en 2D de Sonic formula escenarios completamente nuevos para que juguemos en forma cooperativa, o solos, con Sonic, Tails, Amy o Knuckles, personajes archiconocidos de la franquicia. En todo caso las propuestas 2D, lejos de estar en un ocaso, son con más frecuencia una fórmula que convive perfectamente con los títulos 3D y ofrece desde lo creativo nuevos desafios que no quedan anclados en la nostalgia.


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