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Recapitulación de Invasión secreta: Resurrection

Por Patricio Beltrami

(@Pato_Beltrami)

NdR: Este artículo contiene spoilers.

En las deudas pendientes y promesas incumplidas radica la premisa de Invasión secreta, serie que representa un retorno de Marvel Studios a las historias de espionaje, intriga y acción. De hecho, Nick Fury (Samuel L. Jackson) fue protagonista de la mejor película del estudio (Capitán América y el Soldado del Invierno), donde estos géneros se habían desarrollado a la perfección. En este caso, las cuentas pendientes del espía en Invasión secreta se remontan hacia Capitana Marvel. Parte de los skrulls refugiados en la Tierra empiezan a cometer actos de terrorismo a causa de una promesa incumplida hace treinta años: Un hogar para que vivan libres y seguros. Dirigido por Ali Selim y escrito por Brian Tucker y el showrunner Kyle Bradstreet, Resurrection inicia con una secuencia de espionaje y acción. En Moscú, Everett Ross (Martin Freeman) se encuentra con el agente Prescod (Richard Dormer), quien le revela que existe una conspiración skrull para sembrar el caos a escala mundial. Ante la mutua desconfianza, ambos pelean por la prueba clave hasta que Ross asesina al agente. Mientras un skrull lo acecha por las calles, Ross contacta a María Hill (Cobie Smulders) para lograr una extracción. Sin embargo, la persecución termina con la muerte del espía tras un salto fallido en las alturas. En ese momento, se revela que Ross era (o había sido suplantado por) un skrull perseguido por Talos (Ben Mendelsohn), quien intercambia miradas de desconcierto con Hill. Este hecho es el disparador del regreso de Nick Fury al planeta. Demacrado y cansado, evidencia su humanidad en los reencuentros con sus compañeros, pero se nota que algo ha cambiado en él, y todos lo recalcan. La desaparición en el Blip y los años en el espacio le han pasado factura. Le cuesta adaptarse al nuevo peligro y seguirle el rastro a enemigos, rivales y aliados. Se muestra a un agente oxidado y avejentado que no sólo ha perdido confianza en sí mismo, sino que también carga con la culpa de que su promesa incumplida haya derivado en la aparición de un nuevo enemigo letal e imprevisible. Sin embargo, la serie no se limita a definir bandos en base a quién es skrull o humano. La gran duda es quién es aliado o enemigo más allá de su apariencia. Si la fuerza de Misión Imposible era menospreciada por el uso de máscaras, en Invasión secreta los skrulls poseen un método sádico para usurpar identidades e infiltrarse entre enemigos o en los espacios de poder. En ese marco, Fury, Hill y Talos no sólo deben enfrentarse a los terroristas skrull, sino que también tienen que lidiar con la desconfianza del gobierno de Estados Unidos y la inteligencia británica, sobre los motivos del regreso del espía. Por su parte, la aparición de G’iah (Emilia Clarke) como agente del terrorismo skrull, por una parte, sirvió para exhibir cómo parte de la raza sobrevive en paz, aunque en entornos marginales y escondidos de la humanidad. En tanto, su presencia sirvió para movilizar la historia como parte clave del ataque a Moscú en pos de provocar un estallido bélico entre Rusia y Estados Unidos. Más allá de lo interesante del planteo, la serie se vuelve más atractiva cuando se pone en movimiento. Prueba de ello es la persecución de Hill y Talos a G’iah, que termina en una confrontación entre padre e hija. No obstante, la revelación de la muerte de su madre a manos de un alienígena al servicio de Gravik (Kingsley Ben-Adir) no alcanza para quebrar la fe de G’iah en la causa terrorista. Por ello, Resurrection concluye con el peor escenario para Fury. Tras un juego de espías, entre señuelos y distracciones en una plaza colmada por miles de personas, Gravik se revela ante el  enemigo y detona dos bombas, provocando numerosos muertes. En medio del caos, Gravik transformado en Fury embosca a Hill y la asesina de un disparo ante los ojos del verdadero espía. Engañados por Gravik y G’iah, perseguidos estadounidenses y británicos, sin recursos, inteligencia ni aliados, Fury y Talos deberán valerse de sí mismo para detener la amenaza skrull. Con altas dosis de acción, espionaje en movimiento, conflictos humanos y consecuencias reales, el arranque de Invasión secreta deja en claro que realmente no se puede confiar en nadie, ni siquiera en Nick Fury.


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