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Recapitulación de The marvelous Mrs. Maisel: A house full of extremely lame horses

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

La mismísima Amy Sherman-Palladino dirigió A house full of extremely lame horses, el séptimo episodio de esta última temporada, por lo que estamos otra vez ante un episodio destacado. Y si bien no pasaron tantas cosas importantes para la historia de los personajes como en el episodio anterior, sin dudas que avanzó en aspectos sensibles como el vínculo entre Midge (Rachel Brosnahan) y su madre Rose (Marin Hinkle). Esta vez el flashforward tuvo de protagonista a la madre de la standapera para mostrar que en el futuro llevará al extremo su trabajo de consejera matrimonial, mientras la pobre Midge se encarga de sostener el negocio, no tan redituable, con su propio bolsillo. Mientras esta historia se fue trazando con pequeños pasajes durante el episodio, A house full of extremely lame horses nos llevó de las narices con un vértigo que ya no debería asombrar, pero que lo sigue haciendo: El timing perfecto de todo el elenco, los diálogos precisos, la elegancia de cada movimiento de cámara. The marvelous Mrs. Maisel está alcanzando en esta última temporada un nivel altísimo, por más que por momentos no sepamos muy bien hacia dónde se dirige. La sumatoria de subtramas nos llevó nuevamente al mundo profesional de Midge, en su trabajo como guionista de Gordon Ford (Reid Scott) pero ahora codiciada por la estrella de la sitcom Danny Stevens (un Hank Azaria que nos regaló una gran actuación y un notable número musical al piano), mientras sufre un gran fracaso al ser rechazada por un destacado hombre del mundo de la comedia. Pocas veces habíamos sentido tan fuerte la frustración de la protagonista, y este episodio la muestra en toda su angustia. Pobre, si es que ni siquiera Moishe (Kevin Pollak) y Shirley (Caroline Aaron) entienden que es ella la que les consigue entradas para el show de Gordon Ford. Claro que el lado más divertido del episodio vino por parte de Abe (Tony Shalhoub), que lucha para que su nieto sea un hombre de inteligencia prominente como todos los primogénitos varones de la familia Weissman. Pero no, el pequeño Ethan (Colin Keane) no muestra ninguna virtud en la escuela, tan sólo pertenecer al grupo de los que son felices… y girar alrededor de una mesa a los gritos. “Es un Weissman, no puede ser feliz” se amarga Abe ante los docentes. Claro que esta subtrama trajo una revelación hacia el final, que pone el mundo del pobre Abe patas para arriba. La cereza del postre fueron nuevamente Zelda (Matilda Szydagis) y Janusz (Alexander Gemignani), quienes discuten sobre el nivel de dependencia que la ex sirvienta todavía tiene con los Weissman. Eso nos regaló grandes momentos de comedia, esos que ocurren adentro del departamento de la familia de Midge, acumulando personajes, líneas de diálogo y situaciones extremadamente ridículas. A house full of extremely lame horses fue un episodio genial, por más que no pasara nada demasiado relevante.


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