Por Mex Faliero
“Don’t worry about a thing
‘cause every little thing
gonna be all right”.
NdR: Este texto contiene spoilers.
Cuenta la leyenda que durante un amistoso jugado en Cardiff en 2008, los fanáticos del Ajax escucharon que el DJ del estadio puso Three little birds de Bob Marley & The Wailers y se enamoraron. Ahora, la cantan en cada partido. Posiblemente esa misma anécdota haya llegado a oídos de los guionistas de Ted Lasso y la pusieron en práctica en Sunflowers, el quinto episodio de esta tercera temporada, dirigido por Matt Lipsey. El Richmond va a jugar un amistoso a Amsterdam contra el Ajax y las cosas no podían ser peores: derrota 5 a 0. Y, claro, los hinchas holandeses (¿se sigue diciendo holandeses?) se pusieron como locos con el tema de Marley mientras Rebecca (Hannah Waddingham) confesó su desprecio hacia la canción. Esta leve excusa argumental dio paso a la principal premisa del episodio: Unas horas de descanso en Amsterdam propuestas por Ted (Jason Sudeikis) para que el plantel descomprima. Y así Sunflowers da paso a una estrategia que le sale muy bien a la serie: poner a todos los personajes bajo el paraguas de una sola trama principal, como aquel de Navidad. Claro que el equipo se fragmentó: por un lado Ted y Coach Beard (Brendan Hunt) ahogando sus penas en un té lisérgico; Rebecca teniendo un insospechado amorío en un bote; Leslie (Jeremy Swift) ocultando su pasión por el jazz bajo la excusa de ir al “distrito rojo”; Jamie (Phil Dunster) y Roy (Brett Goldstein) manteniendo una sesión de entrenamiento que terminó como una mezcla de turismo y revelaciones y enseñanzas de cómo andar en bicicleta (la mejor y más graciosa subtrama del episodio); Colin (Billy Harris) y Trent (James Lance) confesando sus salidas del closet; el resto del plantel tratando de decidir qué tipo de actividad organizar; y Keeley (Juno Temple)… Bueno, Keeley afortunadamente se fue en avión con su novia y no apareció en el capítulo, un personaje que lamentablemente se ha desdibujado con el avance de la serie. Si bien un par de estas subtramas, que funcionaron como micro-relatos bien hilvanados, resultaron bastante forzadas en la forma en que se suscitaron (especialmente las de Rebecca y Colin), finalmente sus resoluciones fueron muy gratificantes, porque contaron con esa dosis de honestidad y sencillez con que la serie sabe resolver y expresar conflictos sumamente profundos. Lo coral funcionó notablemente y encontró un cierre perfecto en la epifanía de Ted, que parece haber hallado un sistema para su equipo, al que Coach relacionó con el fútbol total que desarrolló la selección de Holanda (¿se sigue diciendo Holanda?) en los 70’s. Y esa epifanía concluyó con todos subiendo al micro, cada uno después de su aventura, con un espíritu recargado y una sonrisa en la cara. Porque como bien decía Marley, “no te preocupes por nada, porque cada pequeña cosa va a salir bien”. El mejor capítulo de la temporada -y uno de los mejores de la serie-, fiel a su estilo, sensible, gracioso, amable y con una escena final bellísima.
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