Por Mex Faliero
Vamos a convenir una cosa, La loca historia del mundo: Parte 1, aquella película episódica estrenada por Mel Brooks en 1981, era una incipiente muestra de que el estilo de humor del director, actor y guionista comenzaba una debacle creativa. Todo lo que vendrías después estaría muy por debajo de lo hecho entre los 60’s y los 70’s. Y esta tardía secuela en formato serie estrenada por la plataforma Star+ nos recuerda un poco aquel film, por su recurrencia a la irregularidad, entre momentos geniales y otros decididamente bochornosos. Esto último, en todo caso y en el contexto de una producción audiovisual que busca controlar demasiado el producto, no deja de ser algo positivo: La loca historia del mundo: Parte 2 es una sumatoria de sketches que no parecen tener filtro en su intención de apostar por la comicidad constante, lo que equivale a decir que hay ideas realmente notables y otras que deberían haber quedado en un cajón. En verdad de Brooks queda la firma, el concepto prestado y su voz de narrador, porque tanto desde el guion como desde la dirección tenemos involucradas a un montón de figuras de la comedia actual que se prestan aquí como en una suerte de homenaje al maestro. El elenco es multitudinario y esta lista que paso ahora es, incluso como resumen, bastante extensa: Ike Barinholtz, Nick Kroll, Wanda Sykes, J.B. Smoove, Pamela Adlon, Zazie Beetz, Richard Kind, Johnny Knoxville, Jack Black, Rob Corddry, Jason Alexander, Danny DeVito, Josh Gad, Jake Johnson, Wendi McLendon-Covey, Kumail Nanjiani, Jack McBrayer, Sarah Silverman, Seth Rogen, Taika Waititi, Jason Mantzoukas, Fred Armisen, Will Sasso. Es decir, están todos los que tienen que estar e incluso más. Una cosa sí positiva es que el formato de serie le funciona muy bien a la sumatoria de sketches, algunos que comienzan y terminan en un capítulo y otros que se extienden a la largo de los ocho episodios y que son, no extrañamente, los que peor funcionan (la sitcom afro sobre la primera legisladora negra, la parodia al documental de los Beatles con la última cena). Como tiene que ser en el estilo Brooks, hay sátira, parodia, humor verbal y sexual, escatología. Pero lo que sobresale es algo que lo ha distinguido siempre: A diferencia de muchos comediógrafos de Hollywood, Mel Brooks es una persona ilustrada, informada, y eso le permite que su parodia a procesos históricos o hechos culturales puntuales sean no solo precisas, sino que hasta atractivas desde un punto de vista político. Eso sobresale en la sátira a los acuerdos de Oslo, donde los referentes de cada país terminan discutiendo por algo tan absurdo como la comida. Pero aun con sus desniveles, volver al humor de Mel Brooks es volver también a un tiempo donde la comedia se preocupaba más por hacer reír que por ver a quién molestaba. Eso se respeta bastante aquí, aunque tenga los necesarios apuntes de época. La loca historia del mundo: Parte 2 nos regala algunas risas por capítulo y con eso le alcanza.
NdR: Los ocho episodios de la primera temporada están disponibles en Star+.
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