Título original: Fire of Love
Origen: EE.UU. / Canadá
Dirección: Sara Dosa
Guión: Sara Dosa, Erin Casper, Jocelyne Chaput
Participan: Katia Krafft, Maurice Krafft, Miranda July (narradora), Alka Balbir, Guillaume Tremblay
Fotografía: Pablo Alvarez-Mesa, Jon Bjorgvinsson, Olivier Doat, Alain Gerente, Roland Haas
Montaje: Erin Casper, Jocelyne Chaput
Música: Nicolas Godin
Duración: 98 minutos
Año: 2022
Plataforma: Disney+
8 puntos
I LAVA YOU
Por Mex Faliero
A la manera de Jacques Cousteau con los océanos, aunque tal vez menos conocidos para el público mayoritario, la pareja que integraban Katia y Maurice Krafft abordó el universo de los volcanes con enorme curiosidad y preocupación por la divulgación científica (en los 60’s se vivió, gracias a una tecnología más accesible, un auge de este tipo de producciones que acercaban a los espectadores las maravillas de la naturaleza), pero además con un sentido de la estética que fascinaba por encima de lo didáctico. Esa misma virtud es la que podemos encontrar en Volcanes: La tragedia de Katia y Maurice Krafft, título que no solo traiciona al más poético Fire of love sino que resulta un spoiler innecesario. Este documental de Sara Dosa da cuenta no solo del trabajo de esta pareja de vulcanólogos, sino además de una pasión compartida que los terminó devorando.
Se podría decir que Volcanes… se sostiene durante buena parte de su metraje en dos variables, la primera es didáctica, y tiene que ver con acercar al espectador una serie de enseñanzas vinculadas con la actividad de los volcanes, mostrar que hay dos tipos, los “rojos” y más previsibles y los “grises” y más peligrosos. Esto, se verá más adelante, tendrá que ver con el destino de los Krafft e incorporará en el clímax un elemento cinematográfico cercano al suspenso. La otra variable es visual. Dosa aprovecha el patrimonio fílmico de los Krafft para subyugar al espectador hasta llevarlo por un estado hipnótico regado de ríos de lava. Las imágenes son asombrosas, sorprendentes, espectaculares; incluso si en algunos pasajes sentimos miedo real por la tensión que nos genera lo desconocido. Pero tienen un sentido y no se quedan solo en el preciosismo: verlos a Katia y Maurice al borde de un volcán en erupción, observando, aprendiendo, dejándose llevar por la naturaleza, es el registro más impactante sobre la pasión, la obsesión y el amor por una actividad. El amor, asunto fundamental en este documental.
El amor, que aparece en el título original, es clave porque lo que importa de todo esto, lo que sacamos de la película, de lo didáctico y de lo visual, de las imágenes únicas y de los aprendizajes que podemos asimilar, es la experiencia de Katia y Maurice, una pasión que los acompañó hasta el último momento de su vida. En verdad no es tanto lo que conocemos de sus vidas, más allá de pequeños retazos que nos evidencian la personalidad de cada uno. O en verdad dedicaron tanto a la experiencia de recorrer volcanes que lo que son es eso que vemos. Es esa experiencia cariñosa del acompañarse y, tal vez inconscientemente, lo trágico buscar la muerte en paralelo para no tener que existir sin la presencia del otro. La fuerza incandescente de los volcanes es en definitiva la fuerza motora que relaciona a Katia y Maurice; es una fuerza motora roja como rojo es el color institucionalizado del corazón. Pero lejos de la celebración superficial de un “Dos corazones”, Volcanes… habla de la experiencia sentimental con melancolía, con la tristeza de que ese viejo sentimiento es finito y que de Katia y Maurice solo nos quedan dos cuerpos en ausencia, pero petrificados en la memoria como aquellos arrasados en Pompeya por la erupción del Vesubio.
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